El caso del fabricante de ordenadores y hardware Dell, por ejemplo, con más de 111.000 empleados en todo el mundo, es digno de mención: tras cotizar en los mercados, su fundador, Michael Dell, y un fondo de inversión, volvieron a tomar las riendas de la empresa en 2013. La compañía, fundada en 1984, regresaba así a sus raíces, a través de un acuerdo de 18.100 millones de dólares que la sacaba del índice Nasdaq.<br /> <br /> Las firmas PwC y Ernst & Young tampoco cotizan en los mercados: la primera está presente en 158 países con 195.000 empleados y la segunda tiene 190.000. El fabricante de las exquisitas barritas Mars es otro alérgico a las bolsas: capitaneada por el nieto del fundador, Frank Mars, emplea a 75.000 personas con unas ventas de 33.000 millones de dólares en 2014. <br /> <br /> Otro caso curioso es el de la americana Fidelity, una de las mayores gestoras de fondos del mundo. Si bien sus asesores confeccionan carteras en las que la renta variable es un activo importante, la compañía matriz no cotiza en los mercados. Fue fundada en 1946 por Edward Johnson, y actualmente la dirige Abigail Johnson, que sucedió a su padre a finales del año pasado. <br /> <br /> La familia posee el 49% de la firma y el resto está en manos de los empleados. “El padre de Abigail, Ned, es conocido por ser un tipo muy normal. Cuando visitaba ciudades en las que está Fidelity viajaba en metro, siempre ha sido un personaje de muy bajo perfil. Su hija parece que sigue el mismo patrón”, comenta una fuente conocedora de la empresa. <br /> <br /> “Fidelity nunca ha crecido a través de adquisiciones. Cuando compras una empresa necesitas pagar en acciones y ése no es su business model, por eso nunca ha tenido necesidad de cotizar, no ha necesitado recursos tampoco”, añade. Y es que el necesitar dinero para seguir creciendo es una de las razones fundamentales para salir a bolsa, y muchas de las empresas de las que hablamos no se han visto en esa tesitura porque han ido aumentando de tamaño gracias a sus cifras de negocios o acudiendo a la financiación bancaria.<br /> <br /> Otra característica que comparten muchas de estas multinacionales es la opacidad de sus miembros fundadores, que no suelen ser dados a salir en prensa, a dar explicaciones sobre la gestión empresarial, algo que debieran hacer en el caso de estar sometidas a los mercados. La juguetera Toys’R’Us, fundada a finales de los 40 y con 67.000 empleados en todo el mundo; la compañía de alimentación Heinz, conocida sobre todo por el ketchup; Hearst, dedicada a los medios de comunicación; Bloomberg o los archiconocidos Levi’s son otras compañías estadounidenses que siguen a día de hoy en manos ‘privadas’, y todo indica que así seguirá siendo en los próximos años.<br /> <br /> En Europa hay también varios ejemplos, como la sueca Ikea. Su creador, hoy casi nonagenario, es Ingvar Kamprad, que con 7 años ya vendía cerillas a los vecinos. Abandonó la compañía en 2013, dejando al frente al pequeño de sus hijos (sus otros dos hijos también están vinculados a la empresa) y, como decíamos, no es muy dado a salir en la prensa ni a dar explicaciones sobre la gestión de su compañía. Otro ejemplo es la danesa Lego: sus inicios son casi como de cuento de hadas. El origen está en un carpintero que se queda viudo y tiene que empezar a crear juguetes para que sus hijos se entretengan. De hecho la palabra lego hace referencia a la expresión led godt (‘jugar bien’). En 2004 estaba al frente de la empresa el nieto del fundador, pero la situación económica era desastrosa y ante la posibilidad de que la compañía cayese en manos de una más grande, decidieron pasarle el testigo a un ejecutivo, fan de Lego desde la infancia. El directivo enderezó el rumbo.<br /> <br /> Nieto y bisnieto del fundador siguen sentándose en la actualidad en el consejo de administración pero la gestión la realiza un ejecutivo ajeno a la familia. Es otra de las opciones más comunes entre estas empresas: puede dirigir la compañía la propia familia fundadora o alguien externo que ellos mismos eligen. Y si no les gusta, lo cambian. <br /> <br /> En España también tenemos otro ejemplo con alergia a los mercados, el de El Corte Inglés. El grupo, fundado en junio de 1940 cuando apenas contaba con siete empleados (el negocio tuvo sus inicios en una sastrería) fue constituido como tal en esas fechas por Ramón Areces, con su tío César Rodríguez como presidente. Lo de si sale o no a bolsa ha sido un tema recurrente durante la historia de la empresa y algunos expertos consideran que ese día cada vez está más cerca, sobre todo desde que la familia real de Qatar entró en el accionariado. Pero en la empresa siguen siendo tajantes: “El Corte Inglés no se ha planteado la salida a bolsa”, comentan desde el departamento de prensa.<br /> <br /> “Las razones por las que Mercadona o El Corte Inglés no cotizan en bolsa son muy similares– comenta Joaquín Robles, del bróker XTB–. La principal razón por la que una empresa sale a bolsa es buscar financiación que le sirva para acometer inversiones con el fin de seguir creciendo. Las dos compañías españolas tienen una posición de fuerza en el mercado español y por el momento no han necesitado de una gran financiación, quizás porque no han decidido expandirse al exterior”, añade. “Otro de los inconvenientes de una salida a bolsa es la pérdida de valor entre los accionistas. Estas empresas están compuestas por un reducido número de accionistas y su salida provocaría un efecto dilutivo entre ellos, ya sea reduciendo participación o ampliando capital”, comenta Robles. En las últimas semanas hemos visto cómo El Corte Inglés ha vendido el 10% a un fondo de Qatar. Esto ha reavivado las especulaciones de una futura expansión fuera de nuestras fronteras”, finaliza. <br /> <br /> “Las empresas salen a bolsa por varios motivos: dar liquidez a algunos de sus accionistas (por ejemplo los fondos de private equity), ampliar capital para hacer operaciones corporativas, obtener una valoración de mercado para compensar a sus empleados y marcar referencias entre los accionistas (normalmente puede ser una solución para empresas familiares con muchos accionistas), como alternativas a los problemas de sucesión, etc.”, explica Borja Durán, de la firma Wealth Solutions. Las razones para no salir a los mercados son varias: “Si estás cotizando, hay mayor visibilidad de los resultados, de las estrategias. Además, los costes de cotizar son importantes, está la presión de los mercados por los resultados a corto plazo, puedes ser ‘opable’ por un tercero. En ocasiones, si la empresa no es grande, cuando salen al mercado son ilíquidas y eso suponeun problema posterior”, añade Durán.<br /> <br /> “Hay empresas que si no tienen necesidad de ello, prefieren mantenerse de forma privada. La inmensa mayoría de las compañías del mundo no cotizan, así que lo raro, entre comillas, es cotizar”, finaliza este experto. Mercadona es otro caso de gigante nacional que no ha pisado el parqué: dirigida por Juan Roig, está presente en 48 provincias y tiene más de 1.500 supermercados. Su plantilla estáformada por 74.000 trabajadores y su beneficio neto en 2014 fue de 543 millones de euros: “Somos una empresa familiar y no hemos tenido necesidad hasta ahora de salir a bolsa, una posibilidad que tampoco se plantea en estos momentos”, dicen fuentes de la compañía. Hay otros grandes españoles que tampoco cotizan en bolsa: Mango, Cortefiel, Porcelanosa, etc. Y es que, como diría Vito Corleone, a veces es mejor que todo quede en manos de la familia.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Las claves para que un negocio pase de generación en generación.</span><br /> Borja Durán, de la firma Wealth Solutions, dedicada al asesoramiento y consultoría en gestión patrimonial familiar, nos desvela cuáles son las claves para que un negocio pueda pasar de generación en generación sin que aquello se convierta en un culebrón al más puro estilo ‘Dallas’ o ‘Falcon Crest’. <br /> <br /> Intencionalidad: “Los imperios familiares no se crean por accidente, requieren de visión y acción”, comenta. Deseo de pertenencia: “Hay que mantenerse respecto a los orígenes, siendo fieles a los valores familiares, pero también modernizarse para adaptarse a nuevas realidades”, añade. <br /> <br /> Además es importante para poder mantener el tándem familia y negocio que cada miembro pueda decidir libremente si sigue el camino de la empresa familiar o el suyo propio. También hay que combinar las distintas pasiones, aspiraciones y la diversidad de los miembros de una familia multigeneracional. “Es fundamental aplicar criterios profesionales, tanto en lo familiar como en los negocios y mantener unos mecanismos de gobernanza que evolucionan con el contexto, asegurando siempre una comunicación fluida y transparente entre los miembros de la familia”, finaliza este experto.