Una manera distinta de hacer y ser empresa

Lo anterior ha facilitado un proceso de transformación en la forma en la cual las empresas entienden y en¬frentan los problemas socioambientales. Algunos hechos que demuestran lo anterior son: Las empresas han evolucionado hacia negocios que pueden operar de forma rentable dando solución efectiva a problemas sociales y ambientales. Esto ha derivado en una nueva forma de en¬tender el rol de la empresa. La RSE ha ido perdiendo relevancia, dando paso a modelos más integrales que logran conjugar justicia social, protección ambiental, transparencia corporativa y valor económico en una pro¬puesta de valor única. Existe un incremento en el conocimiento y preocupación por el rol que las empresas cumplen en la generación y resolución de problemas socioambientales. Diversos países han avanzando en el desarrollo de políticas y mecanismos de fomento para fortalecer a un sector empresarial emergente que está utilizando el mercado y la lógica de negocios para dar solución a problemas sociales y ambientales. Algunos ejemplos de lo anterior: EE UU: Benefit Corporations (24 estados), L3C, Multiple Purpose Company Reino Unido: Social Enterprise Coalition, Community Interest Company. Italia: leyes para Empresas Sociales (varias categorías). Australia, Brasil, Canadá, etc. Las empresas sociales Operar como empresa con foco en lo social y/o ambiental implica enfrentar un desafío fundamental: la necesidad de balancear objetivos sociales, ambientales y económicos en una propuesta de valor única. Esto es un desafío porque estas empresas deben por una parte maximizar el valor de los accionistas con riesgo de mermar su capacidad de lograr sus objetivos socio-ambientales, pero por otra parte, el decidir operar como organización sin fines de lucro puede mermar su capacidad de crecer y dar sostenibilidad a sus ini¬ciativas. En respuesta a este desafío emerge un rango amplio de formas organizacionales, que incluye desde las organizaciones terciarias sin fines de lucro hasta empresas de derecho privado, con fines de lucro,que han establecido en sus estatutos la obligación de crear valor social y/o ambiental. El incluir en el propósito y acción de la empresa a todos los actores relevantes, humanos y no humanos,ciertamente pone en cuestión el paradigma empresarial de que las empresas se deben en última instancia a la maximización de valor al accionista. El mínimo común denominador de estas empresas es la combinación de múltiples objetivos, i.e. sociales,ambientales y comerciales,en su propuesta de valor, la cual conduce al desarrollo de soluciones económicamente sostenibles. Esto requiere que aspirantes emprendedores tengan la capacidad de identificar desafíos y desarrollar oportunidades para explotación comercial. En la persecuciónde oportunidades, nuevos productos,servicios y formas de negocioemergen con utilidad y beneficiosocial. Dado los modelos de negocio que sostienen estas iniciativas,la utilidad tiende a ser reinvertida en proyectos sociales (Tracey and Phillips 2007, Nichols, 2008). La importancia de las empresas sociales en el contexto actual La combinación entre sobre población y occidentalización de la sociedad, en definitiva, ha generado por un lado presión sobre ecosistemas y cambio climático, y por el otro, inequidad y pobreza. Si bien los problemas no son nuevos, hace ya algunos años superamos la capacidad de carga del planeta. En otras palabras, superamos el tamaño máximo de población que el medio ambiente puede sostener indefinidamente, dada la disponibilidad de alimento, hábitat, agua y otros recursos. Reducir la presión sobre los sistemas socioambientales requiere un sector privado capaz de integrar justicia social y protección ambiental en la lógica de negocios. Las empresas sociales han demostrado ser agentes de cambio. Al entender que los problemas socioambientales son oportunidades de negocio, nuevas estructuras de mercado, más responsables y transparentes,son construidas al ritmo del progreso y expansión de estas organizaciones. Por lo tanto, es legítimo y valorado que las empresas sociales, a través de mecanismos de mercado, hagan parte de la solución de los problemas y construcción de bienestar, ya que complementan el rol del Estado y organizaciones no gubernamentales. Por lo tanto, las empresas sociales colaboran en resolver diferentes problemáticas con un modelo de negocio en donde sus productos o servicios están orientados a la generación de impacto en segmentos de la sociedad en el cual existen menos oportunidades y que enfrentan desafíos mayores (exclusión, falta de acceso a servicios básicos, calidad de educación, costo de productos, etc). LAS EMPRESAS SOCIALES CONJUGAN UNA MISIÓN SOSTENIBLE Y UN ACCIONAR TRANSPARENTE. En particular las empresas sociales son un vehículo para la innovación social y para la contribución de comunidades más sostenibles. A su vez, tienen un impacto directo en la productividad, innovación y crecimiento del país. En la actualidad, los emprendedores y empresas sociales que lideran este pujante sector han demostrado la capacidad de generar soluciones innovadoras por medio de la combinación de una misión social con modelos de negocio sostenibles. Tienen un rango de acción amplio, desde el apoyo a los más vulnerables y desaventajados, provisión de empleo en comunidades marginales o protección ambiental. Esto se traduce en una contribución directa al crecimiento económico (sobre todo en una situación socio-económica compleja), equidad social, protección ambiental, e indirecta en el logro de mayores niveles de estabilidad. Algunas evidencias del impacto: La contribución de empresas sociales en el Reino Unido es equivalente al 1,5% del PIB de dicho país (basado en la definición formal de empresas sociales, BIS) Contribución positiva al empleo. Estas empresas emplean aproximadamente 800.000 (Reino Unido) personas y apoyan el mercado laboral por su operación en áreas más desventajadas y dan oportunidad a sectores marginados. Los modelos de negocio innovadores que nacen en la necesidad de dar solución a problemas socio-ambientales, dan paso a la construcción de nuevos mercados y segmentos de mercado, responden tanto a las necesidades de sectores desprotegidos y a las demandas de consumidores por productos sociales y ambientalmente responsables. La rotación laboral en este tipo de empresas es más baja y algunas muestran niveles de accidentabilidad menores. La incorporación de prácticas sociales y ambientales contribuyen a la legitimidad, la valoración de mercado y el mejoramiento de la estructura operativa de estas empresas. Esto incrementa no sólo su capacidad de construir valor sino además a su resiliencia frente a situaciones de crisis y presiones sociales.