El desafío de la competitividad para la hotelería latinoamericana y cómo impacta el tipo de cambio

Si bien es cierto pensar que el tipo de cambio incide en la competitividad, resulta tal vez un poco cruel para el valor de las monedas que ellas son las responsables de que las cosas vayan bien o mal, cuando en realidad el tema es un poco más complejo. Mal que nos pese, es el resultado de las decisiones que toma una sociedad, ya por acción u omisión, lo que termina haciendo que el valor de su moneda relacionada con otra, principalmente con las que regulan el marco de la economía global (dólar y/o euro), terminen volviendo a su economía competitiva o no. En síntesis, cada uno es el hacedor de su propio destino.

Dicho esto, la realidad es que siendo que el turismo de placer es muy sensible a la variable precio, el tipo de cambio representa termina siendo importante en el negocio, aunque no la única que conspire contra la competitividad.

Veamos por ejemplo el caso de Argentina. Un tipo de cambio atrasado y una inflación alta la colocan sin duda en el peor de los escenarios, tal vez el más complejo de la región si obviamos claro está el caso de Venezuela. Argentina es cara para los viajeros que la quieren visitar y, las mismas circunstancias que alejan a estos visitantes impulsan a los argentinos a viajar afuera de su país. Les es más barato y pueden acceder a una oferta de shopping más amplia y más competitiva que la encuentran en su país.

Por otro lado, está el caso de Brasil. Sus habitantes fueron en los años pasados quienes impulsaron el alza del negocio en la mayoría de los mercados regionales, pero éstos ya no están, su situación económica los ha golpeado y esas masas de turistas ya no están e impactan de forma importante en muchos de los referidos mercados.

Chile ha sido uno de los grandes ganadores en función de su competitividad, pero en éste caso sostenida no solo en un tema de tipo de cambio, sino como resultado de muchos años de políticas consistentes que le permiten que aún cuando su principal producto de exportación, el cobre, se sienta afectado por la baja de los precios de los comodities en general, presente una situación razonable del conjunto de variables que hacen que una economía pueda fluir o no. La realidad es que Chile se ha convertido en un terrible imán para muchos viajeros, los argentinos fundamentalmente quienes la han convertido en “la Miami de Sudamérica”. Ya han formado parte de un nuevo clásico, los tours de compras hacia Chile, matizado por supuesto con una oferta de un país que se ha vuelto mucho más cosmopolita de lo que fuera años atrás.

Pero no todo el turismo es turismo de placer y sabemos que, entre otros, el turismo corporativo es un gran movilizador y sin duda este impacta en muchos destinos. Veamos sino el caso de Argentina donde luego de cinco años de caída el turismo receptivo ha comenzado, aún cuando levemente, nuevamente a crecer. No hay ninguna duda que es el turismo de negocios quien principalmente está atrás de ese cambio. Las expectativas de lo que está por venir en el país, la presunción que una economía como la Argentina en el proceso de cambio que pareciera estar inmersa, estará llena de oportunidades de inversión, alienta la llegada de interesados de comenzar a entender como participar del proceso que, sospecho, comenzará a hacerse evidente a partir del próximo 2018.

Perú y Colombia, cuyo crecimiento durante todos estos años ha estado alejado de la variable tipo de cambio, en ambos casos podríamos denominarlo que la apreciación de sus monedas debieron haberlo afectado más que favorecerlo, sin embargo crecieron de mostrando que el valor de la moneda, como hemos dicho al comienzo, no es el único factor determinante de la competitividad. Pero a éstos países, como a otros, les ha llegado los coletazos del “lavajato”, el tremendo affair de corrupción desatado por los casos de corrupción impulsados por Odebrecht, la mayor empresa constructora brasileña. Principalmente en Perú, las consecuencias de ésta situación no solo tiene ya a un ex presidente preso, Humala, y a otro en calidad de prófugo, Toledo, sino que todas las grandes obras de infraestructura han sido prácticamente paralizadas a la espera de su revisión y reacomodamiento, en virtud de que en todas o casi todas, uno de los grandes actores era precisamente Odebrecth. Esta paralización ha provocado un freno en la actividad económica y de alguna manera está impactando en el negocio de hoteles.

Competitividad e innovación

La innovación es un trabajo en proceso, hay intentos, pero aún está lejos de lo que está ocurriendo en el mundo. Los nuevos proyectos comienzan ya a considerar la introducción de las novedades que comienzan a ser servicios naturales en los principales mercados, pero como generalidad, sin duda es una materia pendiente que la región deberá abordar a la brevedad. Como lo ha hecho con otros avances en el pasado, no me cabe duda terminará ocurriendo. En regla general, los productos asociados a cadenas internacionales, son quienes estarán a la delantera de este aggionarmiento en materia de innovación. Por el momento, siendo este un trabajo en proceso, el tema no incide en la competitividad, pero de todas monedas comenzará a ser un factor determinante en un futuro próximo.

El mayor desafío creo estará centrando en la implementación de las energías renovables. Una cuestión que más y más resultará de imperiosa implementación. Las trabas que los mayores costos puedan ser hoy motivo de su no implementación masiva se convertirán en una espada de Damocles. Por un lado, los viajeros comenzarán a privilegiar sus decisiones optando por quienes demuestren ocuparse del tema y por el otro los gobiernos, ya por vocación o necesidad, se volverán más implacables con la instrumentación de las medidas que incorporen la utilización de energías renovables. Los problemas para acceder a las tradicionales y/o el costo de las mismas, finalmente terminarán siendo quizás el factor que ayuda a la toma de decisiones que están aún postergadas.

Arturo García Rosa, Presidente de SAHIC