Desde 1967 fue una organización visionaria. Su fundador, Fernando Belmont, tenía una consigna de peso -“quitar el delantal a las mujeres”- y hoy, bajo la dirección de su hija, Janine, la empresa es fiel a su promesa de generar productos de calidad y oportunidades. Actualmente, tiene 3 mil colaboradores, con 80 millones de productos vendidos al año y 600 mil empresarias de belleza. La empresa apoya la independencia y libertad de las personas. Este compromiso sigue vigente, inspirando y motivando a las personas que trabajan y colaboran con ella. En su familia, Yanbal, nació dos años después de Janine y, de hecho, su nombre inspiró el nombre de la marca. Ella confiesa -llena de orgullo- que conoció de cerca cada momento de la organización. “Desde chica participaba en los catálogos, en probar los productos, en ver y entender cómo vendían. Yanbal siempre fue parte de mi vida”, explica. Su pasión por Yanbal es una llama interna. Cuenta que a los 12 años, en sus veranos vendía maquillaje a las amigas de su mamá, o no tenía empacho -con maletín en mano- en vender por las calles de su barrio. “Era chiquita pero con un sueño grande”, nos cuenta en entrevista exclusiva para Revista Ekos. La primera compañía cosmética de origen latino que resalta la belleza y el empoderamiento. Y Janine decidió ser protagonista de esa historia, conoce los procesos de control, calidad, producción, finanzas, operación de almacenes, etc. La oportunidad de dirigir la operación de Perú, ocurrió luego de graduarse en Georgetown, dónde estudió Economía internacional en la Escuela de Diplomacia. A la par, se casó con quien fue Gerente de la operación en México y de conoció el negocio en ese país. “Dirigir Yanbal Perú fue un tremendo reto porque fue un momento difícil por el que atravesaba el país. Tenía que demostrar que podía sacar adelante a la compañía”. En ese entonces, su padre ocupó la gerencia de la firma en Colombia y se estableció “una linda competencia”. Agrega: “él trataba de presionar a que lo haga mejor que él”. Años más tarde llega el reto mayor: formar la corporación. Y Janine encabezó el proceso. Desde hace nueve años es la CEO en Yanbal International. Desde su rol trabaja activamente por posicionar el emprendimiento independiente en América Latina. A lo largo de su historia en Yanbal, ha trabajado por el fortalecimiento de la corporación, siempre promoviendo el crecimiento de sus colaboradores, demostrando su capacidad de escucha y apertura a nuevas ideas. Una experiencia laboral única En Yanbal ahora trabaja una tercera generación. Los hijos de la CEO están enrolados en diferentes áreas de la compañía. Resalta que es importante que las nuevas generaciones experimenten y que su talento nutra las decisiones diarias de Yanbal. Cuando le preguntamos cuáles son los atributos que enamoran a estas generaciones dentro de un negocio familiar, la alta ejecutiva menciona la oportunidad de que se reten a sí mismos y aporten. “Ellos están haciendo que el negocio se transforme y evolucione”, confiesa. La pasión Muchas cosas pueden cambiar en Yanbal, menos esa pasión absoluta que sienten por la calidad de sus productos. “Hay una pasión intrínseca por dar lo mejor de nosotros en los mercados”. Y el siguiente pilar es nuestra misión de “cambiar vidas”. Janine explica que este es un negocio con un trasfondo social porque “creemos firmemente en el tema de cambiar vidas y dar herramientas poderosas a las mujeres”. Y en el camino, también se suman -con más frecuencia- hombres. “Este es un negocio liderado mayoritariamente por mujeres, pero han cedido el mando. Por ejemplo, las mujeres a sus hijos o a sus esposos”. Para Yanbal el emprendimiento es el motor del crecimiento y progreso de la sociedad. Cree en los emprendedores, en el desarrollo de sus habilidades y capacidades, además de los mecanismos que aseguren la sostenibilidad y la escalabilidad de sus emprendimientos. La sostenibilidad, el pilar A nivel de productos, en la parte de manufactura, los procesos han evolucionado hacia el uso menor de plástico, por ejemplo. La empresa también mide la huella de carbono, fomenta el reciclaje y cuenta con plantas de tratamiento de aguas. Adicionalmente, no se realiza testeo en animales. “También nos enfocamos en el tema social, porque encaja con nuestra noción de empoderamiento. Trabajamos el proyecto Mujeres es poder, junto con diferentes fundaciones empoderamos y brindamos mayor autoestima a las niñas, a las jóvenes en edad adolescente”. Innovar y no claudicar En la empresa están orgullosos de ser latinos, disfrutando de la diversidad de esta región, del carácter de su gente, del color que le dan a la vida y la pasión que los caracteriza. Compartiendo esa valentía, superación y optimismo. La esencia de sus procesos y productos, está en cuidar el medio ambiente y sus recursos naturales. Además, el centro de decisiones siempre serán las personas, la ética y la transparencia. Esa energía que se siente en el día a día de Yanbal los reta a buscar la excelencia. “Vivimos un tema de retar y reconocer, son aspectos grabados en el ADN de Yanbal. La empresa saca lo mejor de cada uno”, expresa Janine. Resalta que ella cree en una cultura organizacional donde se construye de forma permanente y se reconoce el aporte de cada colaborador. Y como son personas amantes de los retos, “No tenemos miedo al cambio”. Desde el año 2020, hemos vivido tiempos muy complicados para todos y “me ha sorprendido ver a las mujeres trabajando con nuevas metodologías, con otras formas de hacer las cosas. Las íbamos retando poco a poco a vender de otra manera, pero también reconociendo su esfuerzo en lapsos cortos y trimestrales. Y la sorpresa es que ello nos ha traído cambios de comportamiento durante el año 2022. Es absolutamente impresionante”, detalla. Concluye la plática diciendo: “No es que tengamos una metodología de innovación, pero buscar la excelencia sí te hace ser más innovador”. “Creo que siempre hay oportunidad de mejorar”.