<table cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%" class="entresacadoTexto"> <tbody> <tr> <td>Pensamos que nadie podría responder de manera contraria, claro, esa postura es explicable, cómo vamos a comprar a alguien que le percibimos corrupto, depredador del ambiente, explotador de sus trabajadores, contraventor de los DDHH. Lo penoso de las respuestas que se dan a esas encuestas es que demuestran, sencillamente, tan solo, el pensar o el sentimiento de la gente; en la realidad, “del dicho al hecho hay un gran trecho”; sino, veamos unos pocos casos, en lo pequeño, doméstico y cotidiano, en la vida real, que los vivimos de manera fehaciente, sobre los que me permito lanzar estas preguntas: ¿quién no ha comprado un CD pirata, juegos de vídeo o películas grabadas de manera dudosamente ortodoxa? ¿Quién ha pagado todas las licencias de los computadores que están en casa?<br /> <br /> Algunas de las encuestas mencionadas también presentan, a continuación de la anterior, la siguiente pregunta: “en condiciones similares de calidad, ¿usted preferiría comprar bienes, productos o servicios a organizaciones socialmente responsables o a aquellas que le ofrecen un precio menor?”. Las respuestas ya no son tan contundentes respecto a ésta, y un buen porcentaje responde que, en función del precio, sí prefiere “ahorrarse” unos centavitos y comprar sin que le importe aquello de la responsabilidad social.<br /> <br /> </td> </tr> <tr> <td> <table cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody> <tr> <td bgcolor="#8B0304" width="30%" class="entresacado">Lo penoso de estas encuestas es que solo muestran el pensar de la gente.<br /> </td> <td style="padding-left:10px">Cuán distinto, en la mayoría de los casos, es el actuar y el pensar. Otro caso, el de los productos chinos y su introducción en muchísimos países del mundo. Hasta hace poco conocíamos que en China, entre otros conflictos de DDHH, aún existían salarios que rayaban en la extrema pobreza, es decir, no alcanzaban ni un dólar diario de ingresos; explicable por qué se ofrecen al mundo productos a un precio inalcanzable para competir con similares productores de otras latitudes; por otro lado, al por mayor, esos productos eran ofertados preguntando al potencial cliente- qué marca prefería que los pongan, incluso, con el logotipo idéntico al legítimo.<br /> </td> </tr> </tbody></table> </td> </tr> <tr> <td style="padding-top:10px; padding-bottom:10px">Éstos y varios casos más demuestran que aún no existe, ni de lejos, la suficiente conciencia y formación de los consumidores y usuarios de cómo contribuir a la práctica de la responsabilidad social. Pero esto no se aprende ni se enseña en alguna institución educativa, consiguiendo un título universitario, ni logrando un máster o un PhD.<br /> <br /> Esta decisión de compra, que podría parecer simple, está fundamentada en la educación y siembra de principios y valores en una sociedad que vive desenfrenadamente, en la que las apariencias priman; sino fijémonos en numerosas falsificaciones de marcas famosas que se expenden libremente en los mercados; inclusive, hablando del sector textil y de sus confecciones, se ofrecen las etiquetas listas, idénticas a las originales, para que cualquier fabricante de telas coloque en sus productos.<br /> </td> </tr> <tr> <td> <table cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody> <tr> <td style="padding-right:10px">Pero esto también ocurre, quien lo imaginaría, con grandes firmas multinacionales. Basta recordar la tragedia ocurrida en Bangladesh, en mayo de 2013 (noticia tomada de El Tiempo.Com, de Bogotá): “1 127 muertos tras el derrumbe de un edificio con talleres textiles podrían cambiar las malas condiciones laborales que se esconden detrás de la etiqueta Hecho en Bangladesh, si se cumplen las promesas de mejoras por parte del Gobierno local y las multinacionales. Los bangladesíes son los trabajadores del área textil peor pagados del mundo con un salario mínimo de USD 38 mensuales, sin posibilidad de sindicarse sin el permiso de los dueños de las fábricas y obligados a trabajar en edificios no preparados para catástrofes”. </td> <td bgcolor="#8B0304" width="30%" class="entresacado" style="padding:10px">Una compra pensada se basa en la educación y siembra de principios y valores.<br /> </td> </tr> </tbody></table> </td> </tr> <tr> <td style="padding-top:10px; padding-bottom:10px">Si averiguamos qué firmas eran las que tenían a estos trabajadores, laborando en tales condiciones, nos admiraríamos saber que en los guardarropas de los sectores denominados “pudientes”, con seguridad, existen prendas con esas marcas.<br /> <br /> ¿Es esto lo que de manera tan liviana exhiben los resultados delas encuestas mencionadas al inicio de este artículo?<br /> <br /> Si bien es acertado decir que “el cliente es el rey” y, al final del día, es el que tiene la última palabra, no podemos soslayar la educación al cliente -como obligación trascendental de quienes producen bienes y/o servicios; en especial, esto es un deber moral de las grandes empresas, cuyos proveedores de insumos y materias primas, en su mayor parte,artesanos y pequeños empresarios,cuyo accionar debe reflejarla educación que, más por el ejemplo, han obtenido de sus importantes clientes.<br /> </td> </tr> </tbody></table>