En el año 1984, en un pequeño local rentado en Cotocollao, Quito, comenzó una aventura empresarial que hoy, 40 años después, se ha convertido en un referente en la industria de la construcción y acabados en Ecuador. Pintulac, fundada por Walter Betancourt, ha crecido de ser un modesto negocio de pinturas a una empresa multinacional que exporta a varios países. David Betancourt, actual Gerente de Operaciones de Pintulac e hijo del fundador, compartió con Ekos Construcción la inspiradora historia de su padre y la evolución de la empresa. “Mi padre, Walter Betancourt, fue huérfano de padre y madre a los 17 años y desde entonces desarrolló una impresionante capacidad de trabajo y perseverancia”, cuenta David. Walter comenzó su carrera como empleado en diversas empresas, donde su notable curiosidad y disposición para aprender lo llevaron a destacarse rápidamente. Inicialmente, trabajaba en una empresa distribuidora de pinturas, donde inició como bodeguero. Sin embargo, su deseo de aprender lo llevó a leer todas las etiquetas de los productos y, eventualmente, a convertirse en un experto en pinturas. Esta curiosidad innata y su enfoque en el aprendizaje continuo fueron factores clave en su éxito. “Una de las características de mi padre es su tremenda perseverancia y curiosidad. Siempre estaba buscando cómo mejorar y aprender más sobre su entorno”, explica David. También te puede interesar: Científicos desarrollan un nuevo método para reciclar cemento La oportunidad para emprender surgió cuando Walter, enfrentando un mal asesoramiento en su trabajo, decidió que podía ofrecer un mejor servicio por su cuenta. Con sus ahorros, y con la ayuda de su familia, abrió el primer local de Pintulac en Cotocollao durante 1984. Los primeros años fueron difíciles; pero el trabajo era árduo. La tienda solo cerraba dos días al año: 1 de enero y Viernes Santo. Su compromiso y dedicación notable, dieron a Walter la firmesa de seguir adelante. Una visión que perdura La filosofía de Walter de siempre estar aprendiendo y mejorando se mantuvo a lo largo de los años. David recuerda cómo su padre le inculcó la importancia del conocimiento y la innovación en el negocio. “Nuestra misión siempre ha sido servir con agilidad y conocimiento. Sin entender a nuestros clientes y nuestros productos, no podríamos ofrecer un buen servicio”, comenta. En los años 90, Pintulac comenzó a diversificar su oferta, incorporando herramientas y otros acabados de construcción, lo que permitió a la empresa crecer y consolidarse como líder en el mercado. En el año 2000, la organización se expandió fuera de Quito, y abrió un local en Santo Domingo, seguido de otras ciudades en la Sierra y la Costa. La internacionalización de Pintulac también ha sido notable. “Nos dimos cuenta de que lo que hacemos aquí tiene mucho valor en otros mercados. Comenzamos a vender nuestros productos en países de Centroamérica como El Salvador, Costa Rica y Guatemala, y ahora también estamos presentes en Perú y Estados Unidos”, relata David. Transformación y modernización En la actualidad, Pintulac ha emprendido un cambio de imagen significativo, adaptando su marca para reflejar la amplia gama de productos y servicios que ofrece, más allá de solo pinturas. Este ‘rebrandeo’ responde a la evolución del negocio y a la necesidad de comunicar mejor su propuesta de valor a los clientes. “Yo creo que los creativos se pusieron de acuerdo, se les acabaron las ideas, pero un poco ya iban por ahí las tendencias”, comenta Betancourt. En los últimos años, Pintulac ha adoptado una imagen más limpia y moderna, acorde con el actual modelo de negocio. A pesar de que su origen está firmemente en las pinturas, la empresa ha expandido su oferta a otros productos. Uno de los pasos más significativos en esta transformación fue el lanzamiento del modelo de autoservicio ‘Krea’, con cinco tiendas a nivel nacional. “Este es un modelo donde el cliente tiene acceso directo a los productos, como en un supermercado o una ferretería moderna”, explica Betancourt. No obstante, la parte de las pinturas sigue siendo bastante asistida, ya que Pintulac se enorgullece de ofrecer lo necesario para que los clientes elijan la pintura adecuada para sus necesidades. Expansión y crecimiento La empresa sigue en pleno crecimiento, con planes para abrir dos tiendas más entre este y el próximo año. Además, en junio se abrirá el punto de venta número 68. “Dependiendo de la temporada, atendemos entre 6.000 y 8.000 clientes diarios, lo que suma millones de clientes al año”, señala Betancourt con orgullo. Este crecimiento también se refleja en la reutilización creativa de sus productos. “Es un orgullo ver nuestras canecas siendo reutilizadas como floreros o macetas”, comenta. Pintulac cuenta con una participación de mercado de entre el 35% y el 40% en el retail de pinturas, lo que la convierte en un jugador importante en un mercado altamente atomizado. Sostenibilidad y compromiso ambiental En cuanto a sostenibilidad, Pintulac ha realizado inversiones importantes para minimizar su impacto ambiental. Hace diez años, adquirieron la fábrica de Wesco, lo que les permitió asegurar una mejor proveeduría y dar un cambio hacia la producción de alta calidad con responsabilidad ambiental. “Estamos fabricando con estándares europeos y haciendo una inversión en una nueva planta donde se produce y reutiliza toda la energía y el agua, sin desperdicios nocivos para el medio ambiente”, afirma Betancourt. Además, sus productos no contienen metales pesados ni efectos nocivos para la salud En 2017 Pintulac se convirtió en una sociedad anónima, permitiendo una mayor flexibilidad estructural y preparándose para futuras oportunidades de expansión.