<table cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%" class="entresacadoTexto"> <tbody> <tr> <td><span style="text-align: justify;">Llegamos al nido del Pájaro, segúnreza un sutil aviso colocado en la entrada de su domicilio en Conocoto, a pocosminutos de Quito. El reloj marcaba las 16:30 y el mismísimo Francisco FebresCordero (Quito, 1950) salió a recibir a la delegación de ABORDO, comandada pornuestro director editorial Ricardo Dueñas.</span><br /> <br /> </td> </tr> <tr> <td> <table cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody> <tr> <td bgcolor="#8B0304" width="30%" class="entresacado"><span style="color: white; font-family: verdana, arial, helvetica, sans-serif; font-size: 10pt; text-align: justify;">“Nosotros no pedimos venir al mundo...Pero tenemos el derecho de escoger hasta dónde vamos. Yo creo que el suicidio esuna alternativa válida para no tener una vida de la que ya estás harto”.</span></td> <td style="padding-left:10px">“El Pájaro” reside en un nido de estilo campestre, de acabados rústicos, estancias generosas y jardines llenos de color. Nos invita a pasar. Es imposible desviar la mirada de las obras de arte (Varea, Kingman, Guayasamín...) que cuelgan de las paredes. Así como es imposible no fijarse en las decenas de retratos de seres queridos que exhibe sobre una mesa de madera y en las pequeñas figuras (gallos, palomas…) que recuerdan su sobrenombre en los exteriores. <br /> <br /> Nos ofrece algo de beber. Pedimos agua y gaseosa. Lleva una gran sonrisa en el rostro y un cigarrillo electrónico en la mano. Se sienta sobre uno de los muebles de la sala, posa su mirada aguda, de ave, sobre nuestro director editorial e inicia el diálogo:</td> </tr> </tbody></table> </td> </tr> <tr> <td style="padding-top:10px; padding-bottom:10px"><span style="font-weight: bold;">RD: ¿Eso de escribir así, buscándole el sarcasmo a las cosas, es un estilo literario?</span> Bueno, en mi caso, es involuntario. Es algo que se mantuvo represado desde cuando aprendí periodismo en <span style="font-style: italic;">El Tiempo</span>, un diario que nació a inicios de los 60. <span style="font-style: italic;">El Tiempo </span>fue un diario que tuvo un cuerpo de redacción increíble. Ahí se inauguró una sección humorística, la de Los Picapiedra, que tuvo gran éxito. Ahí me inicié.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: Volvamos más atrás. Hablemos de tus padres.</span><br /> Mi papá nació en 1914 y mi mamá en 1921. Mi papá era guayaquileño y mi mamá, quiteña. Mi papá vino a Quito más o menos a los 25 años. Aquí conoció a mi mamá, se casaron y tuvieron cuatro hijos. Éramos una familia de recursos moderados, pero de una vida cómoda. Mi infancia transcurrió en un barrio maravilloso, que en ese entonces se estaba recién formando: La Floresta.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿A quién eras más apegado de niño a tu papá o a tu mamá?</span><br /> A los dos. Mis papás tenían personalidades totalmente distintas. Mi papá, como mono (guayaquileño), era más extrovertido, de muy buen sentido del humor. Mi mamá era una persona estricta, que nos formaba con rigidez.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Qué influyó en tu niñez para que tengas esa personalidad tan definida?</span><br /> Creo que siempre fui rebelde. Mis hermanos eran más sumisos, obedientes. <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿A ti era al que le daban las nalgadas?</span><br /> (Risas) Más que eso, mi mamá me encerraba en un medio baño que teníamos en la casa, hasta que llegaba mi papá y me salvaba.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Tienes alguna anécdota de esa época?</span><br /> Recuerdo que las amigas de mi mamá, muy elegantes, iban a tomar el té a la casa. Yo les abría las carteras y les metía cosas. A una señora le puse una lagartija. Era una señora de origen alemán y me persiguió con el paraguas para contramatarme, mientras me decía: “diablo gojo, diablo gojo, te voy a matar”. (Risas)<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Ahora le metes la lagartija a los artículos?</span><br /> Espero… (Ríe, nuevamente)<br /> <br /> <b>RD: Después fuiste a la escuela.</b><br /> Sí. Los primeros tres años fueron trágicos. Estuve en una escuela en la que nos educaban al estilo del fundador, con todas las torturas y los horrores a los que pueden someter a un niño. Recuerdo que tenían un cancel, una cárcel con barrotes de madera que daba al patio, donde estaban los niños. Pero para el que había cometido un crimen mayor, como decirle algo a un profesor, le metían al sótano que, como su nombre lo indica, era un cuarto oscuro.<br /> <br /> <i>Al hablar de su niñez, el rostro del entrevistado delata varias sensaciones: nostalgia, reproche, ironía, pero sobre todo mucha alegría. Por momentos sus ojos vivaces se pierden entre recuerdos, para luego encenderse y narrar la vida del infante que lo contiene. Es imposible desligar de su relato un aire de picardía, que con los años se convirtió en rebeldía.</i><br /> <br /> <b>RD: ¿Y caíste al sótano?</b><br /> Al cancel. No, al sótano.<br /> <br /> <b>RD: ¿O sea que había otros más rebeldes?</b><br /> Seguramente… Pero claro, todo esto que te cuento, unido a la idea de un Dios castigador de colegio católico, convirtió a esa parte de mi infancia en una tortura. Al cuarto grado me cambiaron al Spellman, un colegio con una educación igual de religiosa, pero con más luz, más permisiva. Ya no había sótano.<br /> <br /> <b>RD: ¿Te consideras liberal o conservador?</b><br /> Es difícil establecer parámetros, pero creo que siempre he estado más a la izquierda que a la derecha. Es decir, a pesar de que tuve una formación católica y estricta siempre me revelé contra cualquier tipo de poder. <br /> <br /> <b>RD: ¿Qué personajes influyeron en tus primeros años, además de tus padres?</b><br /> Superman, Tarzán… (Risas). Me fascinaban los cómics. Así comencé mi relación con la lectura. Mi hermano siempre fue para mí un guía. Era la época de la radio, no teníamos televisión y soñábamos ser como Pelé o pelear como Floyd Patterson, Ingemar Johansson, Carmen Basilio.<br /> <br /> </td> </tr> <tr> <td> <table cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody> <tr> <td style="padding-right:10px"> t<span style="font-weight: bold;">RD: ¿Cuándo te nace el periodismo?</span> <br /> En el colegio, en un periódico estudiantil. Hacíamos de todo, escribíamos editoriales, buscábamos publicidad, íbamos a la imprenta, esperábamos con desesperación a que nos lo entregaran y luego hacíamos de canillitas. Quizás ahí están mis primeros atisbos de esa venganza contra el poder, porque quienes lo representaban, en ese entonces, eran los profesores. Yo hacía unas coplas medias satíricas contra ellos, jodía, me desquitaba del cero que me ponían en Química. Ahí descubrí el periodismo y me fascinó. Tal es así que cuando me gradué de bachiller le dije a mi mamá que quería estudiar Periodismo. Pero la situación de mi casa era complicada y ella me dijo: mira, mijo, estudia una carrera que te dé algo, puedes seguir escribiendo lo que te dé la gana, pero eso no te va a alimentar. Por eso entré a Derecho.<br /> </td> <td bgcolor="#8B0304" width="30%" class="entresacado" style="padding:10px"><span style="color: white;">“Me sorprende un atardecer, un árbol que se mueve al viento.</span> <span style="color: white;">Me sorprenden las cosas y eso a veces me reconcilia con la vida. A veces me indigna. Me enfurece...”.</span></td> </tr> </tbody></table> </td> </tr> <tr> <td style="padding-top:10px; padding-bottom:10px"><span style="font-weight: bold;">RD: ¿Y para cura tampoco tenías vocación?</span> <br /> (Ríe) Durante mi infancia yo quería ser santo, como el Hermano Miguel, por eso me pusieron Francisco Febres Cordero (homónimo del santo cuencano). Pero yo tenía el agravante de que no tenía las piernas torcidas, así que me las torcía voluntariamente poniéndome arvejas en los zapatos. Mi aspiración era llegar al cielo. Por eso después, mi ruptura con la religión fue tan fuerte. Pero finalmente llegamos a un acuerdo con Dios: yo no le molesto, pero él tampoco a mí.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Eres ateo?</span><br /> Soy agnóstico. Ese fue un proceso largo que comenzó, quizás, con la muerte de mi padre. Lo absurdo de su muerte me produjo un cisma muy hondo y ya en la universidad fui distanciándome poco a poco.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Crees que la Iglesia, como institución, ha perdido peso?</span><br /> La iglesia sigue teniendo un peso gravitante en nuestra sociedad. Fíjate ahorita, en este tema del aborto, se debate la cuestión desde los parámetros católicos, no desde el punto de vista médico o ético. Yo creo que una sociedad liberal debería discutir en este momento el derecho a la eutanasia, al suicidio y al aborto.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Tú crees en el derecho al suicidio?</span><br /> Absolutamente. Nosotros (los seres humanos) no pedimos venir al mundo, nos botaron en él. Pero tenemos el derecho de escoger hasta dónde vamos. Yo creo que el suicidio es una alternativa válida para no tener una vida de la que ya estás harto.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Qué opinas de las drogas?</span><br /> Me parece que cada persona tiene derecho a la opción. Lo que pasa es que las drogas han corrompido a la sociedad por su no legalización. Pero por fin estamos viendo ciertos atisbos de que esa legalización puede venir, por lo menos para esas drogas suaves como la marihuana.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Has consumido drogas?</span><br /> Poco, porque no me hacen sentir bien. Soy muy nervioso y me angustio. Las veces que he probado marihuana me he angustiado mucho y me ha dado una paranoia… Además me da miedo, porque tengo un temperamento adictivo.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Y cocaína?</span><br /> He probado… Fue terrible lo que me pasó la última vez. No dormí nada y entonces dije: no, no, no, esto no vale para mí. Pero entiendo que hay personas a las que si les va bien con la cocaína pueden hacerse fácilmente adictos, porque les da una energía que les mantiene despiertos, lúcidos, todo el tiempo. Claro que también debe haber procesos de educación preventiva. No es lo mismo que un muchacho de 14 años consuma droga que uno de 30. Al muchacho de 14 años si hay que enseñarle, hay que guiarle, decirle que eso es malo. Pero ya después, si él elige esa opción, es su problema.<br /> <br /> <span style="font-style: italic;">Las manos de “El Pájaro” juegan un papel fundamental en sus conversaciones. Bailotean con gracia. Se mueven libres, de un lado para el otro, como ensayando respuestas por sí solas. Su rostro gesticula con fuerza y sus labios pronuncian con énfasis ciertas palabras como estética, símbolos, inteligencia, Montalvo, Picasso…</span><br /> <span style="font-style: italic;"> </span><br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿A qué personajes has admirado en tu vida?</span><br /> A muchos. Montalvo, en su lucha contra el poder, Martin Luther King, Nelson Mandela, Picasso…<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿En el arte, Picasso es el que te marca?</span><br /> Me marca mucho Picasso, porque revolucionó la cuestión de la estética. Pero claro estoy hablando de personajes que son ya casi como símbolos, seres que de alguna manera han revolucionado la concepción de las cosas.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Cómo era en sus inicios tu vida de periodista?</span><br /> Siempre he sido de muy mal dormir. Salía de la casa el rato que me levantaba, podían ser las 3 ó 4 de la mañana. A veces llegaba al diario <span style="font-style: italic;">Hoy </span>y me decían: señor, ¿está entrando o saliendo?<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: Fuiste uno de los pocos que logró entrevistar a Daniel Camargo Barbosa. ¿Cómo fue el proceso para acceder a él?</span><br /> Yo era el editor de la sección de Cultura en diario <span style="font-style: italic;">Hoy</span>, pero siempre me ha fascinado el mundo policial. Y como jodía tanto me asignaron el tema junto con el periodista judicial que era Marco Jurado. Nos íbamos todas las noches al Regimiento Quito, donde él estaba hospedado, y tratábamos de conseguir la entrevista. Pero nos daban largas. Estuvimos un mes, yendo todas las noches, hasta que un día hablé con el jefe de la policía y le dije que estaba encubriendo a Camargo. Él respondió que Camargo odiaba a los periodistas y que si queríamos entrevistarle teníamos que pagarle como 200 mil sucres, que en ese tiempo era una fortuna. ¡Pero cómo íbamos a pagarle a un delincuente, a un violador! Entonces me dijo: para que vea que no lo estoy encubriendo les vamos a hacer pasar como psicólogos. Y ahí logramos la entrevista. <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: Y ya en la entrevista, ¿qué paso?</span><br /> Cuando entramos nos dijo: doctores buenas noches, y nos dio a cada uno la mano izquierda. De ahí pasamos a otra sala y por primera vez en la vida hice trampa en una entrevista: me escondí la grabadora en la chompa, comenzamos a conversar y cada media hora, que era el tiempo que duraba el casete, yo me iba a hacer pipí. Camargo debió haber creído que yo era prostático. (Risas) Así estuvimos hasta las tres de la mañana, fue algo larguísimo.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Camargo era un tipo inteligente?</span><br /> Inteligente, culto, lector, muy buen lector. Tal es así que cuando le capturaron él tenía <span style="font-style: italic;">Crimen y Castigo </span>(novela célebre de Fiódor Dostoievski) en su mochila, junto a un calzoncito de una niña de 9 años. Era una cosa terrorífica. <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Qué es lo que te gusta de entrevistar?</span><br /> Siempre hay una especie de protección del entrevistado para que no entres en su vida, pero cuando esa protección se rompe, tú lo sientes y puedes conversar. Eso es fascinante, porque así como entrevistas a un delincuente, entrevistas a políticos, artistas, boxeadores, toreros... Entras en la vida de varios seres, descubres sus fortalezas, sus limitaciones, sus luchas, sus fracasos. Recorres la geografía del ser humano. Y eso es maravilloso. <br /> <br /> <span style="font-style: italic;">La naturaleza del ser humano es sabia y compensativa. Así como hay día y noche, calor y frío…, los seres apasionados suelen tener también grandes momentos de depresión, aunque no siempre los dejan notar. “El Pájaro” no se salva de esta dualidad. </span><br /> <span style="font-style: italic;"> </span><br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Siempre has tenido tanta pasión en tu vida?</span><br /> A mí lo que me motiva es la pasión. Pero como todo ser apasionado tengo caídas.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Eres un ser depresivo?</span><br /> Sí. Depresivo, inseguro…<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Cuándo te deprimes escribes?</span><br /> Sí. A veces escribo artículos de humor en un estado de ánimo depresivo. Y, al contrario, a veces estoy de humor y escribo artículos, digámoslo así, serios.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Cuáles son las cosas que te motivan en la vida?</span><br /> Me sorprende un atardecer, un árbol que se mueve al viento. Me sorprenden las cosas y eso a veces me reconcilia con la vida. A veces me indigna. Me enfurece. Me enternece. Yo soy un tipo que no tiene parámetros de comportamiento y estoy abierto a la sorpresa.<br /> <br /> <span style="font-style: italic;">En las respuestas del entrevistado se percibe un elemento que, aunque a ratos pasa imprevisto, suele provocar más de un contratiempo en la vida. Es también una de las características que lleva hasta donde se lo proponen a los hombres más célebres: la terquedad.</span><br /> <span style="font-style: italic;"> </span><br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Te gusta viajar?</span><br /> Nunca me gustó mucho, pero por el periodismo he tenido que viajar. Hasta que decidí nunca más hacerlo.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Cuándo decidiste eso?</span><br /> Fui decidiendo de a poco. Una vez se me venció la visa a Estados Unidos y me dije: ¿por qué tengo que darle el gusto de humillarme a estos gringos? ¿Por qué tengo que decirles cuánto tengo en mis cuentas de ahorros y todo eso? ¿Por qué...? Ahí se me redujo un buen pedazo de mundo… Después me hicieron una invitación a España. <br /> <br /> Tenía que presentarme a la Embajada para que me crean narcotraficante, terrorista. Y dije nuevamente: ¿por qué? Entonces se me redujo otra parte del mundo. Luego solamente viajaba a los países donde podía, a Suramérica, hasta que descubrí que los viajes en el siglo XXI son una tortura y finalmente me dije: si ahora ya hay Discovery Channel mejor me siento y conozco el mundo así. (Ríe) <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Has sido emprendedor en la parte económica de tu vida?</span><br /> Nunca jamás. <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Pero ahora eres accionista, empresario?</span><br /> Pero no sé de eso. Hay un gerente que es el que sabe. <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Y cómo decidiste comprar acciones en un medio de comunicación?</span><br /> Por qué si no lo hacía yo, lo hacía cualquiera. La revista (<span style="font-style: italic;">Diners</span>) es parte de mi vida. Entonces, entre la posibilidad de comprar acciones o que vaya alguien que pueda convertirla en cualquier cosa, preferí tener una parte. <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Qué piensas de la piratería?</span><br /> Que es algo terrible. Te das cuenta de eso cuando eres autor.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: Pero si no te mueven intereses económicos, ¿cuál es el problema?</span><br /> Que no tienes control sobre nada. He visto mis libros o mis artículos distorsionados en Internet. Las personas aumentan las cosas que quieren y tú no tienes control sobre tu propia creación. Eso es terrible. Una creación merece respeto. En la música, en las películas, es lo mismo.<br /> <br /> <span style="font-style: italic;">Una de las facetas poco exploradas en la vida del entrevistado es su lado histriónico. “El Pájaro” conoció el teatro cuando cursaba su carrera de Derecho en la Universidad Católica de Quito. Se enamoró de las artes escénicas y participó en varias obras. Recientemente incursionó en el cine, en las películas El Facilitador y Telón del cineasta Víctor Arregui. Habrá que esperar el estreno para verlo en la gran pantalla… </span><br /> <span style="font-style: italic;"> </span><br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Cuál es el personaje al que más te ha gustado interpretar?</span><br /> Bueno, en el teatro más que actor he sido director. Pero había una obra de Jorge Díaz, <span style="font-style: italic;">Réquiem para un girasol</span>, en la que yo hacia un personaje fantástico que se llamaba Manuel. Era un mimo que hacía toda la obra con señas. Después tuve una etapa de redescubrimiento del cine en las dos películas que hice. Pero más que eso, me fascinó conocer a la gente que hace cine, gente joven, profesional, que se juega por una idea, por una quimera. ¡Qué cosa más maravillosa! No están ahí ni por plata, están a í por hacer una película, por un sueño.<br /> <br /> <span style="font-style: italic;">Han transcurrido poco menos de tres horas, “El Pájaro” ha recargado en una ocasión el tabaco electrónico que lo ha acompañado durante casi toda la tertulia y ha encendido dos cigarrillos verdaderos, de esos que tienen harta nicotina. Se refiere a ese vicio, con cierta dulzura, como uno de los “placeres ingratos” de la vida. Pero no es el único. </span><br /> <span style="font-style: italic;"> </span><br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Cuáles son los placeres de la vida?</span><br /> Tengo un grupo de amigos, muy cercanos, con los que gusta mucho pasar tiempo, reunirnos, reír, conversar. Son un grupo de 8 ó 9 personas. Son de larga data. Nos reunimos, almorzamos, tomamos unos tragos. <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Juegas cartas?</span><br /> No. Me encanta el póker, pero ya casi nunca juego.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Eres apostador?</span><br /> De joven era un pokerista consumado y apostaba.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Te gusta el rock?</span><br /> No. Para el rock necesitas una formación que yo no tuve, una formación de roquero. A mí lo que me gustaba era la música protesta…<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿O sea que nada de The Beatles?</span><br /> Nada. En mi época éramos tan idiotas que pensábamos que escuchar música en inglés era ser permisivos frente al imperio. Así me perdí a los Beatles. Me perdí tantas cosas…<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Cantas?</span><br /> Tengo un pésimo oído y no sé cantar ni el Himno Nacional. (Ríe) <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">RD: ¿Bailas?</span><br /> Cómo te dije tengo muy mal oído y creo que por eso no bailo bien. Pero me gusta mucho la música. Me hubiera gustado tocar algún instrumento, cantar, no sé… Pero la vida es sabia, si hubiera tocado algún instrumento y hubiera sabido cantar ya me hubiera muerto de cirrosis hace 40 años. <br /> <br /> <span style="font-style: italic;">La entrevista, tal cual comenzó, termina entre risas y reflexiones. La grabadora está apagada y aprovechamos para hacer las últimas fotografías. Es hora de despedirnos. Hermann Hesse (Alemania, 1877-1962) creía que los hombres tienen 1 000 almas, 1 000 personalidades. Esperamos habernos acercado, por lo menos, a las siete ofrecidas al inicio de este artículo.</span></td> </tr> </tbody></table>