El protagonista de esta historia, a diferencia de la mayoría de los emprendedores, logró ver su sueño cumplido pasados los 60 años de edad. El no darse por vencido y poseer un sueño bien enfocado, hicieron de «El Coronel Sanders» una leyenda en el mundo de los negocios. Harland Sanders, el verdadero nombre de “El Coronel Sanders”, nació el 9 de setiembre de 1890 en la comunidad agrícola de Henryville, Indiana, en Estados Unidos, y desde muy chico, tuvo que enfrentar grandes dificultades. Harland fue el mayor de tres hermanos de una humilde familia de ascendencia irlandesa. Cuando apenas tenía 5 años de edad, su padre murió, por lo que se vio obligado a aprender a trabajar y cocinar para ayudar a su familia. Unos años más tarde, cuando Sanders cumplió 12 años de edad, decidió abandonar la escuela para trabajar de tiempo completo en la granja familiar. En aquella época, su madre se volvió a casar, pero su nuevo esposo constantemente maltrataba a Harland y a sus hermanas. Huyó de su casa para unirse al Ejército Cansado de supuestos maltratos por parte de su padrastro, a sus 13 años, el joven guardó sus pertenencias en una caja y huyó para mudarse a la casa de sus tíos en New Albany. Es así que a la edad de 15 años, mientras trabajaba como conductor de tranvías, entabló una conversación con dos hombres, quienes eran reclutadores del Ejército norteamericano y lo convencieron de que efectivamente ese era el mejor lugar para él. Falsificó su certificado de nacimiento para poder enlistarse en el Ejército estadounidense y completó su servicio militar en Cuba. Tras regresar a Estados Unidos, se trasladó a Sheffield, Alabama. Allí estudió leyes por correspondencia y tuvo todo tipo de empleos, como marino mercante, vendedor de seguros, bombero en los ferrocarriles y granjero, entre otros. En 1908 contrajo matrimonio con Josephine King, con quien tuvo tres hijos: Margaret, Harland David Sanders, Jr. y Mildred. Sin embargo, la pareja se divorció en 1947. Un año después, Sanders se casó con una empleada de su restaurante, Claudia Price, con la que permaneció hasta el fin de sus días. También te puede interesar: KFC debuta con su pollo frito hecho a base de plantas Comienza su vida empresarial Harland Sanders era un hombre de un carácter muy fuerte, lo que le traería múltiples problemas en su vida laboral. Sus días trabajando en los ferrocarriles terminaron tras protagonizar una violenta pelea con un ingeniero. Luego, con 21 años, comenzó un curso de abogacía y encontró trabajo en un tribunal de justicia, pero al poco tiempo fue despedido por agarrarse a golpes con uno de sus clientes en una sala del tribunal. Según Harland, el motivo de la pelea fue que el cliente se negó a pagarle sus honorarios. Tras pasar sin éxito de empleo en empleo, decidió lanzarse finalmente como empresario. Invirtió gran parte de su dinero en un sistema de iluminación interior basado en gas de acetileno, pero la red eléctrica de última generación llegó a las zonas rurales antes de lo esperado, por lo que el negocio fracasó. Para finales de la década de 1920, Sanders se mudó con su familia a Camp Nelson, Kentucky. Allí comenzó a trabajar como vendedor de Michelin Tire Company, empresa especializada en fabricación de neumáticos. Pero al poco tiempo se le presentó la oportunidad de administrar una estación de servicio de la reconocida empresa petrolera Standard Oil. Desafortunadamente, una fuerte sequía que azotó la región en aquella época y el desplome de Wall Street de 1929, influyó negativamente en la demanda de gasolina, haciendo insostenible el negocio que administraba Harland. Pese a su mala suerte «El Coronel Sanders» siguió luchando contra la adversidad. Es así que en 1930 recibió una propuesta que le cambiaría la vida por parte de la Shell Oil Company. La empresa planeaba construir una nueva estación de servicio en Kentucky y querían que Sanders, un vendedor nato, fuese el encargado de dirigir el local. Harland administraría la estación a cambio de un porcentaje de las ventas. Además, la compañía le ofreció un apartamento para que Sanders viviera allí con su familia sin tener que pagar alquiler. Este sería el punto de partida hacia el éxito de «El Coronel Sanders». El origen de KFC Harland, ya con 40 años de edad, comenzó a operar la estación de servicio de Shell Oil y no tardó en percatarse de que podía ganar algo de dinero extra haciendo una de las cosas que más disfrutaba: cocinar. Como no tenía un restaurante como tal, junto con su esposa preparaban la comida en la cocina de su apartamento y luego la ponían sobre la mesa del comedor para que los clientes, en su mayoría camioneros, se acercaran y compraran lo que les apeteciera. El concepto fue un completo éxito desde el comienzo, por lo que decidió re-inaugurar el negocio con el nombre de “Sanders Service Station and Cafe”. Gracias a la calidad de la comida que preparaba, la voz se corrió rápidamente y la estación de servicio se hizo muy popular en la zona. La popularidad de Sanders como cocinero llegó a tal punto que, en 1935, el gobernador de Kentucky lo nombró “Coronel de Kentucky” como reconocimiento a su contribución en la cocina estatal. Como dato curioso, al comienzo Sanders no incluyó pollo en el menú de las comidas que ofrecía, porque decía que tomaba demasiado tiempo cocinarlo como a él le gustaría. El negocio creció y, aproximadamente un año después, abrió un restaurante más grande al otro lado de la calle. Fue entonces cuando decidió agregar el pollo frito a su menú, el cual preparaba en una sartén a partir de una receta propia, con once hierbas y especias, que patentó en 1940. En ese instante, nació el imperio de pollo frito más grande del mundo. El pollo frito se convirtió en el producto estrella del restaurante del coronel, pero aún tenía inconvenientes a la hora de prepararlo porque le tomaba 30 minutos cocinarlo y sus clientes no podían esperar tanto tiempo. La solución para Sanders llegó en el año de 1939, cuando vio una demostración de una olla a presión en una ferretería local. Harland pidió que le diseñaran una olla a presión que pudiese utilizarse con aceite en lugar de agua y, tras varios experimentos, pudo obtener un pollo crujiente y sabroso que se cocinaba en solo 8 minutos. Centenares de clientes llegaban buscando probar las delicias que preparaba el famoso Coronel de Kentucky, lo que le motivó a construir un hotel, el primero en Kentucky, y a expandir su restaurante para poder recibir más clientes. La vida parecía al fin sonreírle a Harland, pero un desafortunado suceso acabó con lo que había logrado hasta ese momento.También te puede interesar: McDonald’s: La historia del imperio de comida rápida El nacimiento de un imperio: Kentucky Fried Chicken A comienzos de la década de 1950, la carretera interestatal 75 se construyó paralela a la Ruta 25, pero a varios kilómetros al oeste. Esto hizo que el tráfico que pasaba por el restaurante del coronel se desviara, reduciendo considerablemente sus ventas. El negocio comenzó a tener pérdidas y altas deudas, por lo que terminó vendiéndolo por poco menos de USD 75 mil dólares. Después de pagar sus deudas, sus ingresos quedaron reducidos a una pensión de USD 105 dólares mensuales que le daba el gobierno. Con 62 años de edad y quebrado, cualquiera pensaría en rendirse, pero Harland Sanders estaba dispuesto a intentarlo una última vez. Decidió aprovechar la fama que había construido y viajó por todo el país en auto, cocinando su pollo frito de restaurante en restaurante para que, tanto dueños como empleados, lo probaran y lo conocieran. Si la reacción era favorable, cerraba un trato con un apretón de manos, en el cual cedía su receta y enseñaba su técnica de preparación a cambio de 4 centavos de dólar por cada pollo vendido. Como buen vendedor, Sanders era consciente de la importancia de la imagen a la hora de vender, así de que puso nombre a su producto: “Kentucky Fried Chicken”; y comenzó a usar el nombre de «Coronel Sanders» al hacer negocios. Luego, cambió su apariencia para lucir como pensaba que debería verse un coronel de Kentucky: se dejó crecer el bigote e incluso los blanqueó para que coincidieran con su pelo blanco. También agregó a su vestimenta una corbata negra y un traje negro, uno que pronto dio paso a un impecable traje blanco. Multimillonario a los 74 años Para 1964, ya con 74 años de edad, el Coronel Sanders tenía 600 locales en Estados Unidos y Canadá. En aquel entonces, el negocio seguía siendo familiar: Harland se encargaba de las ventas y el papeleo, y Claudia, su segunda esposa, mezclaba las especias secretas para luego hacer los envíos a los franquiciados. Sin embargo, el rápido crecimiento hacía que el proceso de gestión del negocio fuese cada vez más complicado. Finalmente, decidió vender la mayor parte de sus acciones a un grupo inversor del estado por USD 2 millones de dólares. Además, aceptó permanecer como portavoz de la compañía por un salario vitalicio de USD 40 mil dólares al año; salario que pronto se elevó a USD 75 mil dólares (equivalentes a más de medio millón en la actualidad). Con el grupo inversor al mando, el crecimiento del negocio se aceleró. Para 1970, las franquicias de KFC habían aumentado a más de 2700 y la imagen del Coronel Sanders se había hecho famosa en el mundo; incluso, en 1976 una encuesta independiente lo nombró como la “segunda celebridad más reconocida a nivel mundial”. Kentucky Fried Chicken se había convertido en una máquina de hacer dinero. Sus franquicias siguieron expandiéndose sin parar de país en país hasta llegar a los cinco continentes. En 1971 el grupo empresarial Heublein Inc. compró Kentucky Fried Chicken por USD 700 millones y se encargó de renovar los restaurantes para homogenizar el método de trabajo de cada uno y potenciar la imagen de la compañía. También te puede interesar: La increíble historia de Starbucks y el ejecutivo que llevó la marca a la fama Más tarde, en 1982, la multinacional R. J. Reynolds Tobacco Company adquirió Heublein por USD 1.400 millones, convirtiéndose así también en propietaria de Kentucky Fried Chicken. En 1986, el grupo PepsiCo compra Kentucky Fried Chicken por USD 840 millones de dólares y decide cambiar la marca comercial por KFC, manteniendo solo las siglas en su publicidad e imagen corporativa. Actualmente, KFC cuenta con más de 22 mil establecimientos en más de 130 países y sus ventas superan los USD 26 mil millones de dólares al año; es considerada como una de las marcas más valiosas del mundo. El legado del Coronel Sanders El Coronel Sanders murió en 1980 a la edad de 90 años a causa de una leucemia aguda, pero dejó un legado que trascenderá en el tiempo. Su rostro continúa siendo la imagen de KFC y se convirtió en una leyenda en el mundo de los negocios, siendo un ejemplo de perseverancia para varias generaciones de emprendedores. Sin duda, su historia es la de un emprendedor que luchó incansablemente durante toda su vida por hacer su sueño realidad y que terminó por convertirse en uno de los empresarios más exitosos de la historia. Sander dijo alguna vez: “Si tuviera que decirle algo al mundo, una moraleja de mi vida, probablemente sería que no renuncies a tus sueños ni a los 65 años, porque tal vez tu barco aún no ha llegado. El mío aún no lo había hecho.”