El origen de los cereales para el desayuno Los protagonistas de esta historia son John Harvey Kellogg y William Keith Kellogg. John gozaba de un gran prestigio como doctor gracias a varios libros escritos, conferencias realizadas y columnas mensuales publicadas en populares revistas de salud. Investigó distintos tipos de alimentos para encontrar los más anafrodisiacos y ensayó varias dietas con el fin de encontrar la más adecuada para menguar el apetito sexual de sus pacientes. A partir de dichas investigaciones y experimentos, comenzó a desarrollar un desayuno a base de trigo hervido. Inicialmente llamó a su invento “granula”, pero, debido a problemas legales con otro producto denominado así, cambió el nombre a “granola” para poder patentarlo. El producto fue un completo éxito entre sus pacientes. Cuando partían del sanatorio, pedían cajas repletas del cereal para llevarlo a sus hogares. Ante la alta demanda de su inventó, decidió estandarizar la producción y distribución para atender todos los pedidos, de lo cual se encargó William. John pensó en bautizar a la nueva empresa con el apellido de la familia, Kellogg, pero al final adoptó el nombre “Sanitas Nut Food Company” durante sus primeros años de operación. Con el innovador producto de los hermanos, la industria de alimentos saludables empezó a florecer en la región y no tardaron en aparecer otros emprendedores que intentaron copiarlos. William, quien visionaba con ampliar aún más los alcances del negocio de cereales para llegar a cada mesa de cada familia en la ciudad y a otras regiones, pero su hermano siempre frustró sus ideas. Argumentaba que intentar lucrarse con un invento diseñado para mejorar la salud de sus pacientes iba en contra de la ética médica. También te puede interesar: La increíble historia de Starbucks y el ejecutivo que llevó la marca a la fama Un día, un hombre llamado Charles Post ingresó cómo paciente a The San al sufrir un grave colapso nervioso ocasionado por los problemas financieros que enfrentaba tras haber fracasado en varios proyectos que intentó emprender. Como no tenía dinero para pagar su estadía en el sanatorio, tuvo que compensar trabajando en la cocina. Allí conoció la popular granola e inmediatamente vio el tremendo potencial del producto. Una vez recuperado, Charles copió la receta de la granola y le creó una imagen atractiva para comercializarla con el nombre de “Grape nuts” en 1889. En pocos años, el producto llegó a liderar el mercado de alimentos saludables, superando ampliamente a los hermanos Kellogg. Para impulsar sus ventas, Charles se valía de las nulas restricciones que existían en la publicidad de ese entonces, lo que le permitió mercadear su producto como una cura milagrosa a enfermedades como el cáncer de estómago y la impotencia. Un producto millonario creado accidentalmente: Corn Flakes Mientras tanto, William lleno de frustración observaba cómo su competidor se hacía cada vez más rico con el exitoso producto que él y su hermano distribuían desde tiempo atrás. Todo cambiaría un día en que los hermanos se encontraban experimentando en la cocina, pero tuvieron que salir a atender un asunto urgente. En su ausencia, las láminas de trigo que estaban cociendo se secaron y se pusieron muy duras. Intentaron por todos los medios ablandarlas con un rodillo, pero lo único que consiguieron fue romperlas en mil pedazos. Sin más opción, se les ocurrió hornear las hojuelas de trigo y servirlas con un vaso de leche, esperando que esta solución complaciera a los pacientes. Sorpresivamente, a los pacientes les encantó. Accidentalmente los hermanos Kellogg habían creado un nuevo producto muy interesante. William vio en este producto la oportunidad de recuperar el mercado que Charles les había ganado. Consideró que podrían realizarse ciertas modificaciones para hacerlo verdaderamente masivo y escalar el negocio al siguiente nivel. Primero, probó con otros cereales además del trigo, como el maíz, dando así origen a la fórmula de los Corn Flakes. También, le propuso a su hermano la idea de agregarle azúcar a las hojuelas para atraer a aquellos clientes que podían encontrar las hojuelas originales como algo insípidas. John no estaba de acuerdo con la nueva fórmula. Por eso, William decidió alejarse de él para fundar su propia compañía; sin embargo, para iniciar operaciones necesitaba tener los derechos sobre la patente del producto. También te puede interesar: Puma y Adidas: Dos marcas que nacieron de la separación de dos hermanos Nace un imperio empresarial: Cereales Kellogg's Unos años más tarde, el 19 de febrero de 1906, Will fundó la compañía “Battle Creek Toasted Corn Flake”, que posteriormente pasaría a llamarse “Kellogg’s”. A través de ella empezó a comercializar los Corn Flakes, cuya fórmula final incluía Malta y Sal. Para poder cubrir la gran demanda que proyectaba tener, adquirió, de un fabricante de rodillos industriales para tabaco, 3 máquinas que le permitían crear las crocantes hojuelas de maíz en cuestión de minutos. El negocio creció rápidamente. Para 1907 ya generaba ingresos por USD 178 mil anuales, que equivaldrían a más de USD 5 millones actuales. Con el objetivo de posicionar la marca, William invirtió más de USD 500 mil dólares de la época en crear todo tipo de anuncios publicitarios. Las vallas publicitarias más grandes en Time Square y en las principales zonas comerciales de Chicago eran propiedad de Kellogg’s; y la radio y los periódicos se inundaron con anuncios de la marca. Este agresivo plan publicitario surtió efecto y los Corn Flakes se convirtieron en el producto preferido para el desayuno de los estadounidenses. Al ver el contundente éxito de su hermano, John se llenó de envidia e intentó comercializar cereales usando también el nombre de Kellogg’s, llegando incluso a imitar el empaque que William utilizaba. Además, le interpuso una demanda por el uso del apellido “Kellogg”. Cuando William se enteró, no se quedó cruzado de brazos y también inició acciones legales llevando el caso hasta la Corte Suprema del Estado de Michigan. El crecimiento de Kellogg's: de pequeño negocio a multinacional Tras el fallecimiento de Charles Post, William se enfocó por completo en la expansión de su compañía. La mayor parte de sus inversiones eran destinadas al desarrollo de nuevos productos y al posicionamiento de marca. Si bien sus anuncios publicitarios iban dirigidos a diversos segmentos, poco a poco fueron descubriendo que su target más rentable era el de mujeres con hijos, por esto aumentaron su presencia en medios como la revista Ladies Home Journal, que justamente creaba contenidos para dicho segmento. Gracias a esta estrategia, Kellogg’s incrementó sus ventas de forma considerable. También te puede interesar: La historia de KFC: de jubilado endeudado a multimillonario a los 74 años Eventualmente, Kellogg’s desarrolló nuevos e icónicos productos, como Zucaritas, Froot Loops, Choco Krispis, Rice Krispies, Raisin Bran y Corn Flakes de fresa y de chocolate. Además, la compañía empleó la táctica de añadir coloridos personajes animados a los empaques e introducir juguetes dentro de las cajas para atraer la atención de los niños, pues identificaron que eran ellos quienes se encargaban de decirle a sus padres cuál cereal llevar. Como dato curioso, los personajes en las cajas de cereales son diseñados de tal forma que hagan contacto visual con los niños en las estanterías de los supermercados para capturar de forma más efectiva su atención. Todas estas estrategias le permitieron a Kellogg’s consolidarse en el mercado y soportar sin mayores inconvenientes los duros años de la Gran Depresión. Incluso, en 1930 la compañía destinó $47 millones de dólares para establecer la “Fundación Kellogg”, que se dedicaría a ayudar a niños desfavorecidos alrededor del mundo, a la construcción de escuelas, y a contribuir a la alimentación de miles de familias golpeadas por la crisis financiera. Para los años de la Segunda Guerra Mundial, la cuota del mercado de los cereales Kellogg’s ya era del 50% a nivel mundial. Fuente: Negocios y Emprendimiento