<i>Por: Carlos Haehnel, CEO de Deloitte de LATCO (Latin American Country Organization)<br /> </i><br /> Parte de: <a href="http://www.ekosnegocios.com/negocios/verArticuloContenido.aspx?idArt=278" target="_self">Ecuador y el mundo en el 2012: Lo que se viene</a> <br /> <br /> Los países de Latinoamérica, al igual que la mayoría de las economías emergentes, han tenido un gran 2011. Y esta notable evolución en términos de expansión de la actividad económica coincide además con un marco caracterizado por la estabilidad macroeconómica, una diferencia bien marcada respecto del pasado en la región.<br /> <br /> Sin embargo, no todas son buenas noticias para Latinoamérica. En los últimos meses se ha registrado en gran parte de las economías regionales una desaceleración incipiente que ha generado algunas dudas respecto del futuro próximo en algunos países, lo que se ha visto reflejado en las expectativas para 2012 en materia de crecimiento. <br /> <br /> Esta desaceleración coincide con el deterioro de las condiciones externas de un tiempo a esta parte. Nuevamente, el epicentro es Europa, donde los temores acerca de la capacidad de “inmunizar” a Italia y España de la muy débil situación en Grecia persisten, y parecen bien fundadas a partir de los hechos de las últimas semanas. <br /> <br /> Dichos miedos parecen estar concentrados en la incapacidad de las autoridades europeas para construir un muro de contención efectivo que garantice la sostenibilidad del sistema bancario del Viejo Continente y de las mayores economías de la Zona. Este marco no hace más que empeorar las (ya de por sí pobres) perspectivas de la economía norteamericana, cuyo crecimiento a duras penas se mantiene en terreno positivo, pero de todas maneras insuficiente para hacer frente a los problemas de empleo generalizados.<br /> <br /> Sin embargo, a pesar de este deterioro del panorama internacional, el mundo no volvería a ser aquel de fines de 2008 y principios de 2009. Así, salvo un escenario donde la situación global se salga definitivamente de control, los países se encaminarían a un ciclo de crecimiento lento, que podría durar varios años y en el que solo las economías emergentes mantendrían dicho crecimiento global en terreno positivo. Aún así, tampoco podrían esperarse tasas elevadas en el mediano plazo, porque parece prácticamente imposible que éstas no se vean afectadas por el estancamiento de los países centrales. <br /> <br /> Es decir que el deterioro del contexto global podría tener efectos negativos sobre las economías latinoamericanas, de manera que el menor crecimiento actual y esperado de los países desarrollados, junto con una mayor incertidumbre, representan un cóctel que difícilmente deje de afectar a la región. <br /> <br /> Los impactos negativos de este inestable equilibrio serán más o menos importantes en función de la exposición y dependencia del contexto internacional, y de los grados de libertad de la política económica de cada país. Algunos se encuentran mejor posicionados que otros, lo que seguramente influenciará el desempeño del año próximo.<br /> <br /> <span style="background-color: white; ">Todavía hay margen para trabajar en este sentido, pero los tiempos se acortan y los riesgos crecen día a día.</span><br />