<span style="font-weight: bold; font-size: 8pt;">ROQUE MORÁN LATORRE<br /> Presidente Ejecutivo del IRSE – ECUADOR<br /> Instituto de Responsabilidad Social Empresarial del Ecuador<br /> www.irse-ec.org<br /> </span><br /> <span style="font-weight: bold;">Desconocimiento</span><br /> Cuando hace años atrás, más de 13, nos involucramos a tiempo completo en RS, teníamos algunos supuestos e interrogantes por ratificar, uno de ellos: ¿conoce la gente -y cuánto- acerca de RS (en especial, los altos mandos del sector público como del privado)? La aclaración vino pronta cuando exponíamos el tema a prominentes ejecutivos y, sin embargo, de los títulos, diplomas y certificados exhibidos en las paredes de despachos y antesalas, que -supuestamente- eximirían tremendo desconocimiento sobre RS, sus gestos de extrañeza no se podían encubrir; pocos de ellos reconocían y manifestaban con algo de sinceridad que no se hubieran imaginado todo lo que abarcaba la RS; otros, menos sinceros, decían haber escuchado, leído o asistido a alguna charla sobre el asunto y otros, con escucha selectiva, nos miraban atentos durante la presentación. Esto aún nos sucede.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Sector público</span><br /> En los últimos años hemos sido testigos de cambios positivos en este ámbito, que van desde la mejora de las instalaciones físicas: edificaciones, oficinas, mobiliario, equipos hasta la mejor organización institucional , sobre todo, la calidad profesional de quienes lideran esas dependencias que, seguramente, va ligado a apetecibles remuneraciones (lo que antes era característico solo de la empresa privada); por supuesto que este avance no se la podía lograr de manera total, pero es un auspicioso comienzo, que -confiamos- irá esparciéndose hacia la totalidad las instituciones públicas. Otro hecho positivo: la actual Constitución de la República del Ecuador tiene elementos análogos, de fondo, con la Sostenibilidad y la Responsabilidad Social, pero todavía no se hacen muy tangibles en la práctica y se percibe -aún- una ausencia de aplicación de métodos y herramientas idóneas que les conduzca de manera apropiada a su ejecución. <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Confusión</span><br /> Cada entidad tiene una razón de ser que se la intenta lograr día a día, pero existe una confusión en las distintas culturas organizacionales, en cuanto a trascendentes aspectos que deberían estar intrínsecos en ella; dos primordiales son la Calidad y la Responsabilidad Social. Esto quiere decir que en las operaciones cotidianas, en el debido cumplimiento de los objetivos mencionados, si no se tienen arraigados esos aspectos, existen serias dudas de cómo se los podría lograr eficazmente. La confusión está en el pensar -equivocadamente- que estos dos componentes son complementarios o discrecionales, sin darse cuenta de que deben ser parte consustancial de la cotidianidad de las personas, procesos y tareas de cualquier institución. <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Rol ineludible</span><br /> Durante mucho tiempo el sector público ha sido tachado de ineficaz, burocrático y desconfiable. Lastimosamente son acertados calificativos si reflexionamos que una gran parte de los servicios más sensibles para la sociedad es llevada desde este sector. Se afirma que el rol primordial de una gerencia no es mandar… ¡es educar! Máxime si hablamos de instituciones públicas que tienen que aleccionar con el ejemplo.<br /> <br /> En RS aún hay tanto por recorrer que nunca será tarde para comenzar; el papel, que no debería soslayar el sector público, es constituirse en un verdadero modelo a emularse por las demás instituciones. De allí que si existe un líder en RS debería ser el Estado. <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Transparencia</span><br /> Hoy, aparentemente, el ser transparente es maquillar la imagen, esconder las fallas y equivocaciones, disfrazar orientaciones equivocadas y barnizar la superficie con brillo ilusorio bajo las formas de publicaciones, vídeos, eventos notorios, publicidad. No, la transparencia es someter las acciones, acertadas o no, al veredicto social, en especial, hacia los grupos de interés más susceptibles, quienes deberían tener el privilegio para auditar, comprobar y ratificar las alabanzas que se publican tan ostentosamente. Transparentar, entre muchas cosas, es “abrir los libros”, pero claro, los libros deberían estar ordenados y organizados con objetivas comparaciones y evaluaciones de qué se ha cumplido frente al plan trazado, en qué se ha errado y en qué se ha acertado. <br /> <span style="font-weight: bold;"><br /> Rendición de cuentas</span> <br /> Plausible es que por parte del actual Gobierno se han designado los meses de marzo y abril para la rendición de cuentas de las instituciones públicas. Aún más acertado sería establecer una similar estructura para los reportes correspondientes, ateniéndose a indicadores comunes, cualitativos y cuantitativos, que denoten esfuerzos, aciertos y errores en cuatro campos: ético, económico, ambiental y social, que permitan comparaciones de los “antes y después” y que faciliten cotejar entre organizaciones, a fin de establecer cuál ha sido más eficaz, cuál tendría que mejorar. Miramos con optimismo moderado que sí se puede lograr la ejemplaridad del sector público.