Pero, de dar por válidas la teorías de Schips Finanz, ésta también podría desaparecer al poco de que CR7 cuelgue las botas. Según un estudio realizado por la consultora alemana, el 30% de los futbolistas de las ligas europeas están arruinados aún en activo, cifra que asciende hasta el 50% cuando deciden retirarse. Tesis que, apuntando al ámbito norteamericano, también indica que el 60% de los baloncestistas de la NBA están en quiebra tan solo 5 años después de abandonar la práctica del tiro a canasta, y al 78% de los jugadores de la NFL ya no les queda nada a los 2 años de dejarde recorrer yardas. Juventud, belleza (en algunos casos) y riqueza, peligrosa ecuación, más cuando ésta deriva en derroche sin cortapisa, adicciones, entorno parasitario, inversiones nefastas, estafas…Estos son 10 de los casos más significativos de deportistas que lo tuvieron todo y todo lo acabaron perdiendo.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Antoine Walker</span><br /> Tras conquistar el campeonato de la NCAA con los Wildcats de Kentucky, el alero Antonie Walker fue elegido por los Boston Celtics en la sexta posición de la primera ronda del draft de 1996. Celebridad del baloncesto universitario, no pasaría demasiado tiempo antes de consagrarse como una de las grandes figuras de la liga de las estrellas: en los 7 años que pisó el parqué del mítico Garden, sus promedios se situaron alrededor de los 20 puntos y 10 rebotes por partido, cifras que le llevaron a participar del All-Star Game en tres ocasiones. Walker, de quien se afirma que en el cenit de su opulencia mantenía una comitiva de 70 cortesanos, fue protagonista de uno de los traspasos más rocambolescos en la historia del deporte, intercambio de cromos en el que se vieron implicadas 5 franquicias y 12 jugadores, y acabó en los Miami Heat, equipo con el que un año más tarde ganaría el preciado anillo de campeón de la NBA. <br /> <br /> Ese fue el principio de su declive, iniciando una decadente peregrinación que le llevaría a militar en los Minnesota Timberwolves y los Memphis Grizzlies (donde sólo jugo dos partidos de pretemporada) para posteriormente recalar en los Guaynabo Mets de la liga portorriqueña y poner punto y final a su carrera en los Idaho Stampede de la D-League (la liga de desarrollo de la NBA). Triste epílogo para un baloncestista que lo había sido todo pero que ya no tenía nada. Se calcula que durante los años que se mantuvo en activo, ganó alrededor de 110 millones de dólares, suma desorbitada que dilapidó por completo. Jugador compulsivo, y no precisamente de baloncesto, en 2010 se declaró de bancarrota después de haber sido arrestado pocas semanas antes por extender en diversos casinos de Las Vegas cheques sin fondos por valor de 800.000 dólares.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Björn Borg</span> <br /> Mito imperecedero de la raqueta, de larga melena rubia (siempre fijada con una cinta de pelo) y gesto de suficiencia, Björn Borg fue una de esas figuras que trascienden el deporte para confirmarse como icono pop: el tipo cool al que todo el mundo quiere parecerse. Miembro de aquella extraordinaria generación de tenistas de la que también formaron parte nombres como Ilie Nastase, Jimmy Connors, Guillermo Vilas o, aunque algo más joven que ellos, John McEnroe, el sueco destacó por su juego desde el fondo de la pista, desde donde lanzaba unos demoledores, y por aquel entonces totalmente innovadores, passing shots. Cañonazos imposibles de contrarrestar por sus adversarios, pelotazos de destrucción masiva que le reportaron 64 torneos (11 de ellos de Grand Slam), siendo su gesta más recordada la conquista del doblete Roland Garros y Wimbledon tres años consecutivos. Número 1 del ránking ATP durante 109 semanas repartidas entre las temporadas 1977 y 1981, abandonó el deporte profesional en 1984. <br /> <br /> Alejado del circuito, disfrutó de su retiro repartiendo el tiempo entre la pequeña isla que se había comprado en la costa sueca y la mansión que tenía en Montecarlo; domicilios desde donde dirigía los pormenores de su empresa de moda Bjorn Borg Design Group. Pero el mundo de los negocios no respondía a las mismas leyes del tenis, y en 1989 Borg, cuyos recaudos en premios durante sus años de golpeo y contragolpeo ascendieron hasta casi los cuatro millones de dólares, no solo sufrió la quiebra de su empresa, sino que el fisco sueco le reclamó unas cuantas miles de coronas en impuestos impagados. Con tal de revertir la situación, hizo un amago de retorno a la tierra batida a finales de 1990. El remedio fue peor que la enfermedad, contando todos los partidos disputados por derrotas. Sumido en el pozo, en 2006 puso a la venta sus cinco trofeos de Wimbledon, así como su colección de raquetas, entre ellas el encordado con el que disputó la final del torneo londinense de 1980, para algunos el mejor match en la historia del tenis, donde batió a McEnroe. Alentado por seguidores y antiguos compañeros, recapituló en sus intenciones. El problema fue que, para recuperar sus artículos, tuvo que pagar el importe de los mismos a la casa de subastas que iba a realizar la puja. En la actualidad dirige una marca de ropa interior, de gran popularidad en su país, con la que por fin parece haber logrado cierta estabilidad.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Jimmy White</span><br /> Tras ser derrotado en la final del campeonato del mundo de billar snooker de 1994, tomó las 100.000 libras de premio que le correspondían como segundo clasificado y se las entregó directamente a su corredor de apuestas. Horas después ya no le quedaba nada de aquel bote. Jimmy White empezó a despuntar con el taco en los peores tugurios del sur de Londres, antros infectos donde también se aficionó al póquer. Partidas clandestinas en compañía de personajes de currículum cuestionable –matones de barrio que parecían salidos del reparto de una película de Guy Ritchie–, en las que aquellos que no sabían retirarse a tiempo acababan perdiendo la nómina, el coche y la casa, si no apaleados y abandonados en un mugriento contenedor. Las apuestas, el alcohol y las drogas completaban el pack de aficiones de un Jimmy White al que apodaron El Torbellino, por la técnica agresiva que empleaba sobre el tapete, aunque el sobrenombre definía a la perfección su desenfrenado ritmo de vida.<br /> <br /> También se le conoció como el Campeón del Pueblo, por aquel atractivo que desprende el perdedor. Y es que estamos hablando de un tipo que disputó seis finales del mundial de snooker y las perdió todas. Como víctima de sus disolutos quehaceres, también malogró todo lo que ingresó haciendo carambolas, unos cinco millones de libras. Aún en activo, desde 2005 disputa el torneo Masters de snooker bajo el nombre de Jimmy Brown, apelativo impuesto como parte del lucrativo acuerdo de patrocinio que alcanzó con la marca de salsas HP, parduzco aderezo con el que los británicos suelen sazonar sus bistecs.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">John Daly</span><br /> El golf se presupone un deporte de comportamientos correctos y formas elegantes que nunca ha propiciado escándalos demasiado sonados. Una célebre excepción fue Tiger Woods y sus devaneos sentimentales, pero si ha habido una oveja negra en el field, esta ha sido, sin duda alguna, John Wild Thing Daly. Tan talentoso como autodestructivo, el crápula ganador del PGA de 1991 (año en el que debutaba en el circuito profesional y un campeonato en el que participaba entrando como noveno suplente) y el Open Británico de 1995 es un tipo extremo en todas sus facetas vitales, especialmente en aquellas que propician el flirteo con el desastre. Entre muchas otras lindezas, en su imperdible biografía, My Life in and out of the Rough: The Truth Behind All That Bull**** You Think You Know About Me, Daly, a quien, atentando contra todo convencionalismo, no era extraño verle recorrer los hoyos pitillo en mano (sus extravagantes vestimentas merecen una capítulo aparte), explica cómo llegó a perder más de 1,5 millones de dólares en escasas cinco horas frente a una máquina tragaperras. <br /> <br /> Ante tal confesión, y por desmesurados que resulten los dígitos, a nadie debería sorprenderle que se tase en una cifra que ronda los 60 los millones de dólares lo que ha despilfarrado a lo largo de su vida en todo tipo de juegos y apuestas. Aun habiendo hecho propósito de enmienda en infinidad de ocasiones, su vida es una intermitente lucha contra demonios internos y supuestos enemigos externos, montaña rusa donde se combinan triunfos imposibles con periodos en el apartamento del abismo con sus consiguientes exclusiones del circuito, divorcios, encontronazos con la ley, orgías etílicas… Como un Sex Pistols con un swing prodigioso.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Lenny Dykstra</span><br /> Jugó 11 años en las grandes ligas, de 1985 a 1996, década y propina en la que repartió su buen hacer al bate, y un sinfín de escupitajos de tabaco de mascar, entre los New York Nets y los Philadelphia Phillies, llegando a conquistar con los primeros las Series Mundiales de 1986. Tras retirarse, Nails, como se conocía en el mundo beisbolístico a Lenny Dykstra, se enfundó el traje de empresario y creó una aerolínea de jets privados que nunca llegó a alzar el vuelo. Aunque algo ya empezaba a oler mal, aseguraba que sus aspiraciones pasaban por erigirse en una especie de gurú financiero. Con tal finalidad, en 2008 fundó la revista Player’s Club, magazine que, junto al portal Nails Invesments, nacía con el propósito de ofrecer asesoramiento económico e ideas para posibles inversiones a deportistas profesionales. Pobres de aquellos que le hicieran caso. En realidad, el imperio de Dykstra era un castillo de naipes que no tardó demasiado en desmoronarse. A mediados de 2009 trascendió que la deuda acumulada por el otrora astro del béisbol ascendía hasta los 30 millones de dólares. Ante tal pufo, no solo le fue embargada su casa, mansión tasada en 18,5 millones de dólares (de la que, antes de entregarla, destrozó mobiliario por valor de 400.000 dólares), sino que, para hacer frente a acreedores y gastos judiciales tuvo que subastar su anillo de campeón de la MBL y resto de recuerdos relacionados con su etapa en el diamante. <br /> <br /> Defendido por un abogado de oficio, se presentó frente al juez el 13 de junio de 2011. Acusado de, entre muchas otras cosas, obstrucción a la justicia, fraude, blanqueo de dinero, falso testimonio en su declaración de bancarrota… se enfrentaba a una posible condena de hasta 80 años. Finalmente, el 3 de diciembre de 2012 fue sentenciado a 6 meses y medio de cárcel, 500 horas de servicios comunitarios y una multa de 200.000 dólares. Lenny Dykstra recobró su libertad el pasado 21 de junio de 2013.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Michael Vick</span><br /> Estaba predestinado a ser una de las mayores leyendas de fútbol americano, pues no había nadie más dotado que él para este deporte: un quaterback asombroso que combinaba unas cualidades físicas sobrehumanas con el don innato de colocar el balón ovalado allí donde el receptor sólo tenía que alargar la mano y correr hacia la línea de anotación. Tras ganar todo lo ganable en sus años de instituto e universidad, Michael Vick aterrizó en la NFL el curso 2001 de la mano de los Atlanta Falcons, equipó que le erigió en el número 1 del draft garantizándole un contrato de 10 años por una valor de 138 millones de dólares con un bono de 37 millones más. Tan solo era un novato, pero ya se había convertido en el jugador mejor pagado en la historia de la NFL (además de situarse entre los más ricos en el devenir del deporte en general). Sus buenas actuaciones en el estadio, sin embargo, no venían acompañadas de un comportamiento ejemplar fuera de él, sumando tantos escándalos como yardas avanzadas: en 2004 dos hombres fueron detenidos por vender marihuana encontrándose en ese momento en un coche registrado a nombre de Vick, ese mismo año uno de los miembros del séquito del deportista hurtó el reloj de un empleado del aeropuerto de Atlanta, en 2005 una mujer llamada Sonya Elliot puso una demanda contra él acusándole de contagiarle herpes genitales, meses más tarde fue multado por la NFL por dedicar gestos obscenos a su propia afición… Sin embargo, el peor de los tragos llegaría en 2007, cuando el quarterback fue detenido inculpado de organizar peleas clandestinas de perros.<br /> <br /> Declarado culpable, no sólo tuvo que pasar una larga temporada en prisión, sino que le fueron rescindidos sus contratos, tanto con los Atlanta Falcons, como los muy lucrativos acuerdos que le unían a marcas como Nike. Se estima que durante aquella etapa perdió alrededor de 30 millones de euros. Cumplida la sentencia, tuvo una segunda oportunidad en los Philadelphia Eagles, con los que jugó desde 2009 hasta la pasada temporada.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Mike Tyson</span><br /> “Todo el mundo tiene un plan... hasta que le sueltas la primera hostia”, afirmó en una ocasión el peso pesado de Brooklyn, máxima lapidaria que resume a la perfección la que durante décadas fue, si no sigue siendo, su particular filosofía vital. Mike Tyson es uno de los nombres más icónicos en la historia del boxeo (la revista The Ring, algo así como las Santas Escrituras del pugilismo, le situó en el número 16 de su lista de los 100 mejores noqueadores de todos los tiempos), y seguramente el que más titulares sensacionalistas haya protagonizado. Letal en la lona, su prodigioso record apunta que de los 58 combates que afrontó, ganó 50, 44 por la vía del cloroformo (muchos de ellos enviando a sus contrincantes a la habitación del sueño antes de la finalización del primer asalto), 6 derrotas, 0 empates y 2 peleas en las que creyó que lo mejor era no presentarse. Una casi impecable hoja de servicios que ha quedado empañada por un recorrido existencial que bordea el desquicio: alcohol, cocaína, demandas por violencia doméstica, divorcios, casi 4 años en la cárcel de Sing Sing por violación... Suma y sigue. <br /> <br /> Según The New York Times, sus contiendas y contratos publicitarios le reportaron unos réditos de 400 millones de dólares, pero en 2003 sus deudas ascendían a 27 millones. Una casi irreal despensa de billetes que fue menguando a base de juicios, indemnizaciones, vicios, lujos y excentricidades como tener un tigre como animal de compañía. Reconvertido en actor secundario de lujo en comedias disparatadas, recientemente declaraba que era un milagro que hubiera llegado vivo a los 40. “Fui viejo demasiado pronto y listo demasiado tarde”. Conviene destacar que Evander Holyfield, el hombre al que Tyson laceró de un bocado parte de la oreja, es otro insigne boxeador con un agujero en el bolsillo. Estimados sus ingresos deportivos en 250 millones, el golpeador de Alabama terminó con la casa embargada y diversas demandas por retrasos en el pago de la manutención de sus hijos. Es el problema que tiene ser el patriarca de un clan con 11 descendientes.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Paul Gascoigne</span><br /> Aquella tarde saltó al césped del Ibrox Stadium, feudo de los Glasgow Rangers, intuyendo que no iba a realizar un buen papel. Efectivamente, Paul Gascoigne protagonizó una primera parte deplorable. Buscando una solución, cuando regresó al vestuario, su entrenador, lejos de corregirle conceptos tácticos, le sugirió que se tomara un par de copas. El centrocampista obedeció las órdenes del míster, y se metió dos lingotazos entre pecho y espalda. Durante los segundos 45 minutos marcaría dos goles. Gazza ha sido uno de los mayores talentos que ha dado el fútbol británico, un mediocampista explosivo capaz de lo mejor cuando la pelota se acercaba a sus píes. Tristemente, miembro de la saga de los Garrincha, George Best, Maradona… su genialidad quedaría emborronada entre efluvios etílicos. Asegura que todo es por culpa de los traumas infantiles: tan solo tenía diez años cuando uno de sus mejores amigos murió en sus brazos después de ser atropellado. Intentó cicatrizar esta herida emotiva convirtiéndose en el favorito de las gradas de Newcastle, Tottenham, Lazio o Glasgow Rangers, pero ésta volvió a supurar cuando se alejó del césped. El Gascoigne jugador ya bebía, y por sus excentricidades, salidas de tono y conductas indisciplinadas, era uno de los personajes recurrentes de tabloides y gacetillas sensacionalistas. <br /> <br /> El Gascoigne exjugador es actualmente una figura consumida por sus adicciones, desde el alcohol a la cocaína pasando por los brebajes energéticos (durante una época fue capaz de beberse 30 latas de Red Bull al día) y enfermedades mentales. Internado una vez tras otra en centros de rehabilitación sin aparente éxito alguno, actualmente Gazza sobrevive en el umbral de la pobreza intentando recordar en qué pub se dejó olvidados los 17 millones que ganó gambeteando rivales.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Scottie Pippien</span><br /> Todo rey tiene un fiel escudero, y el de Michael Jordan en la corte de los Bulls de Chicago fue Scottie Pippen. Pura magia sobre la cancha, el alero de brazos infinitos está considerado uno de los 50 mejores jugadores en la historia de la NBA. Su palmarés así lo acredita: seis veces campeón de la mejor liga del mundo, siete veces ‘All Star’ y dos veces campeón olímpico, una de ellas como miembro de aquel irrepetible Dream team que embelesó en la gran cita deportiva de Barcelona’92. 17 años de trayectoria que en términos económicos se tradujeron en unas ganancias de más de 120 millones de dólares. Perdió buena parte de ellos. Lo de Da-Pip, tipo con fama de tacaño, no tiene nada que ver con vicios, adicciones y escándalos, sino más bien con que su pericia para el business es inversamente proporcional a sus fundamentos como baloncestista, acumulando un deprimente historial de ruinosas aventuras mercantiles. <br /> <br /> Un ejemplo: en el año 2000 adquirió en Portland una casa de 5.700 metros cuadrados provista de innumerables dormitorios, seis baños completos, tres aseos, cancha de baloncesto, gimnasio, sauna… La mansión le costo cuatro millones de dólares pero la vendió por menos de tres siete años después, cuando la crisis aún era un término que tan sólo se asociaba a los nervios y la ansiedad. Mal negocio. Peor le fueron las cosas cuando también en el año 2000 le entregó a su asesor personal 17 millones de dólares para que activara diversas inversiones. Pippen tenía planeado poner en marcha una flota de jets privados, una empresa de comida para gourmets y un complejo turístico de lujo. No solo ninguno de los proyectos llegó tan siquiera a materializarse, sino que le reportaron unas perdidas estimadas en 27 millones de dólares. Acuciado por las deudas, y pese a sus 42 años, no le quedó más remedio que volver a vestirse de corto. En un primer momento se especuló con su regreso a la NBA, pero finalmente su reaparición se limitó a una breve gira escandinava en la que jugó dos partidos con el Torpan Pojat de Finalndia y otro más con el Sundsvall Dragons de la liga sueca (se sabe que por este último encuentro cobró alrededor de 66.000 dólares).<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Sheryl Swoopes</span><br /> El 24 de abril de 1996 se fundaba la WNBA, equivalente femenino de la NBA, y Sheryl Swoopes (que por algo se la conoce como ‘la Michael Jordan femenina’) fue la primera jugadora contratada por la nueva competición. Nacida en Texas el 1971, a los siete años ya andaba botando el balón con una pericia impropia de su edad. Con el devenir del tiempo ingresó en la universidad Texas Tech, donde se convirtió en el estandarte del equipo de la institución, las Lady Raiders, estableciendo diversos récords de la NCAA, la competición nacional universitaria: mayor anotación en un partido (53 puntos), mayor anotación en una temporada (955 puntos), mayor anotación en las series finales de campeonato (177 puntos en 5 partidos)… Arraigada al estado de la estrella solitaria, Swoopes desarrolló casi toda su carrera profesional en las Houston Comets. En diez temporadas, entre 1997 y 2007, se adjudicó todos los reconocimientos, colectivos e individuales, a los que una jugadora de baloncesto puede aspirar: 4 campeonatos de la WNBA, 6 participaciones en el All-Star, 3 MVP de la competición, 2 veces mayor anotadora… <br /> <br /> Palmarés que se agrandaría con su aportación al equipo nacional norteamericano, con el que conquistó tres medallas de oro olímpicas y dos campeonatos mundiales. Una auténtica fuera de serie. Tras un par de breves incursiones en el baloncesto europeo, y unas últimas residencias en las Seattle Storm y Tulsa Shock, Swoopes se retiró al final del curso 2011. Hasta entonces había ingresado más de 50 millones de dólares, pero no sabe dónde han ido a parar. Acechada por las deudas, y arrastrando un pasivo de 750.000 dólares, acusó a sus abogados y representantes de malversar sus fondos y realizar pésimas inversiones.