En este sentido, los consumidores residenciales tienen un papel clave a la hora de garantizar la sostenibilidad de nuestros recursos hídricos. Considerando esta problemática, ¿se puede motivar a que las personas cambien su comportamiento y consuman agua de manera más eficiente? ¿Qué papel pueden cumplir los proveedores de agua del sector privado en la promoción de un consumo de agua responsable? Dado que el acceso a agua potable es un derecho humano fundamental, prácticas de mercado tradicionales, como el aumento de precios a las tarifas de los servicios de agua, no son apropiadas ni deseables para promover una reducción en el consumo de agua de los hogares. Por ello, diseñar estrategias que incentiven a las personas a cambiar voluntariamente sus patrones de consumo de agua son clave tanto para el sector privado como para formuladores de políticas públicas. También te puede interesar: El Medio Oriente se está quedando sin agua y algunas partes se están volviendo inhabitables Si se tiene el objetivo de promover que las personas consuman una menor cantidad de agua, es fundamental que las intervenciones basadas en el comportamiento humano (o intervenciones conductuales) inicialmente tomen en cuenta las distintas barreras que influyen y pueden estar limitando el comportamiento deseado. Por ejemplo, existen personas que podrían valorar más la comodidad inmediata de utilizar grandes cantidades de agua en el presente, que actuar pensando en posibles consecuencias como la escasez de agua provocada por sequías en el futuro (sesgo del presente). Otros, podrían no reducir su consumo de agua porque no creen que sus amigos o vecinos lo hacen tampoco (normas sociales). Existe evidencia que demuestra que intervenciones conductuales basadas en normas sociales pueden ser una manera costo-efectiva de reducir el consumo de agua en los hogares. Por ejemplo, una intervención en Costa Rica, basada en mensajes de comparación de consumo de agua entre vecinos, ayudó a disminuir el consumo en los hogares que recibieron dicho mensaje en casi un 5%. Otros experimentos similares enfocados en comparaciones sociales y en recomendaciones de ahorro de agua han demostrado ser efectivos también en los Estados Unidos, conllevando a reducciones significativas en el consumo de agua. Sin embargo, como señaló un estudio realizado en Australia, no es fácil cambiar el comportamiento de las personas y esto requiere, entre otras cosas, identificar segmentos poblacionales específicos en los sea factible y relevante motivar un cambio de conducta. Fuente: BID Invest