<table cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%" class="entresacadoTexto"> <tbody> <tr> <td>El formador va más allá del instructor o entrenador. El formador ideal de adultos “sabe”, “sabe hacer”, y, sobre todo, “es”. Quiere decir que además de dominar los contenidos de su profesión, entiende y aplica metodologías variadas para crear experiencias significativas de aprendizaje. También, comprende y maneja todos los factores que influyen en el rendimiento de las personas para conseguirlos resultados deseados. Y finalmente, su función más importante es la de “ser” un modelo de actitudes positivas y valores que trascienden.<br /> <br /> La variedad de conocimientos que debe manejar el formador actual incluyen información acerca del cerebro y cómo funciona; además de fundamentos acerca de cómo las emociones, la alimentación, el descanso, y el ejercicio influyen en el aprendizaje. Debe comprender los procesos de memoria y atención, y familiarizarse con nuevas metodologías para planificar experiencias que resulten en la efectiva construcción de conocimientos en su grupo.<br /> <span style="font-size: 10pt;"> </span> </td> </tr> <tr> <td> <table cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody> <tr> <td bgcolor="#8B0304" width="30%" class="entresacado">Liderar cambios profundos y tener nuevas aptitudes laborales es parte de la innovación.<br /> </td> <td style="padding-left:10px">El formador actual debe tener habilidades manejando equipos, resolviendo conflictos, negociando, comunicándose y creando vínculos emocionales con cada miembro para propiciar ambientes seguros y verdaderas comunidades de aprendizaje.<br /> </td> </tr> </tbody></table> </td> </tr> <tr> <td style="padding-top:10px; padding-bottom:10px">El formador debe utilizar nuevas tecnologías eficientemente. También debe adaptar y diferenciar la instrucción y la evaluación de acuerdo a las necesidades diversas de cada uno de los participantes de su comunidad.<br /> <br /> Y, finalmente, el formador debe tener la actitud correcta de un líder reflexivo que busca reconocer aspectos de sí mismo de los que aún no se ha dado cuenta (puntos ciegos) para verse como le ven los otros, y así convertirse en una influencia cada vez más positiva en ellos.<br /> <br /> Estos descubrimientos se logran explorando constantemente la retroalimentación que recibe y manejando deberes y posibles dilemas éticos de su posición con responsabilidad e integridad.<br /> <br /> En realidad, el formador “ideal” no existe. Sin embargo, a través de procesos vivenciales de actualización, práctica y reflexión, un profesional puede integrar todos estos elementos que le permitirán alcanzar las competencias necesarias para ser un formador efectivo. Sin duda, todo profesional actual debe gestionar su propio crecimiento para alcanzar los niveles esperados de impacto y rendimiento dentro de una organización.</td></tr> </tbody></table>