El impacto de La Fabril en el escenario empresarial ecuatoriano tiene nombre y apellido: Carlos González Artigas Díaz. El alto ejecutivo falleció el día de hoy en la ciudad de Guayaquil. Ekos quiere presentar una semblanza del hombre que supo entender el profundo valor que tienen las palabras innovación y visión empresarial al interior de una organización. González Artigas nació en Quito, pero su impacto en los negocios lo hizo desde Manta. Fue un hombre que desde la familia supo armar las bases para su vida. “Tuve la suerte de ser muy unido a mi padre, siempre estuve con él”, comentó años atrás a Revista Ekos el ejecutivo, quien era el menor de cuatro hijos (Ramón, Pepe y Jaime). "Mi papá vino de España a cosechar muchos éxitos en este país y yo fui el encargado de seguir sus pasos". Su ejemplo fue su principal motivación para tomar la decisión que cambió en 180 grados el rumbo de su vida. Su padre le guió a ser un gran empresario, sentar bases sólidas para generar fuentes de empleo, ser un motor productivo que ayude al desarrollo no solo de su familia sino de todo el Ecuador; el trabajo para él jamás fue una obligación, todo lo contrario, fue una filosofía de vida y, por ello, este CEO eligió ser un gran emprendedor. El empresario estudió en la escuela Borja 2 y luego en el Colegio San Gabriel; incursionó de manera joven en los negocios "por lo que opté por la universidad de la vida", nos comentó en el año 2013 entre risas y anécdotas. Pocos tienen idea de los inicios de este gran hombre, que comenzó cuando arrendó una desmotadora de algodón después de emprender ciertas actividades que le permitieron generar un capital para poder ingresar a este negocio, y fue así cuando a la corta edad de 17 años comenzó a comercializar productos de las haciendas y de pueblos pequeños de la provincia de Manabí, que llevaba a vender a Manta, ciudad donde desarrolló su emporio industrial. En el km 5,5 Vía Manta-Montecristi, donde actualmente están ubicadas las oficinas principales y el complejo industrial de La Fabril, con una gran visión empresarial terminó incursionando, por afinidad, en la actividad de refinación de aceites y grasas vegetales, para lo que utilizó una planta donde se refinaba hasta 12 toneladas de aceite de algodón en sus primeros pasos dentro de esta área. De ese año data aceite Sabrosón, el cual se expendía en toneles de 20 litros “y lo compraban los restaurantes chinos, en su mayoría". Pero siempre apostó por más, fue así que en 1983 incluyó dentro de sus planes industriales la producción de jabones de lavar. Sus interminables ideas derivaron en más de 250 productos industriales y una empresa que saber del valor potente de las ideas por ello a La Fabril se la conoce como “La industria de las ideas”. La Favorita, el hito El golpe definitivo para marcar el liderazgo de La Fabril en Ecuador ocurrió en 2002 cuando se adquirió el negocio de aceites y grasas a una multinacional, que incluyó la unidad productiva de las marcas de aceite La Favorita, La Favorita Light, Criollo, La Favorita Achiote y las marcas de margarina Marva y Hojaldrina. Líder puertas afuera y puertas adentro La solidez de la compañía llevó al CEO a explorar otras geografías. Su reflexión: “esperamos crecer con nuestros productos de hogar y cuidado personal y en el exterior, aumentar la cartera de clientes". La Fabril exporta productos terminados y materia prima a Perú, Colombia, EE.UU., entre otros.