Parte de:<a href="http://www.ekosnegocios.com/negocios/verArticuloContenido.aspx?idArt=791" target="_self"><span style="color: #0099ff; text-decoration: underline underline; ">Una década del ranking empresarial</span></a><span style="color: #0099ff; text-decoration: underline underline; "> </span> <br /> <br /> En los últimos cinco años, el mundo vivió dos crisis, la financiera y la de las materias primas. Las dos rompieron con el dogma de la teoría neoclásica cuando la segunda, permitió a América Latina, escapar de los tentáculos bancarios que estrangulaban a los países con aparatos productivos más desarrollados.<br /> <br /> Según la Cepal, América del Sur emerge airosa a la contracción de 2008, cuando cierra 2010 con el 6,6% de crecimiento del PIB y 2011 con el 4,3%. Cifras contrarias al retroceso -entre otros- de Europa y Estados Unidos. <br /> <br /> Ecuador presencia y aprovecha de esa enorme liquidez que invade al continente, pero no se percata que hay sectores vitales de su economía que no crecen y que por el contrario se contraen.<br /> <br /> Nuestro país retrocede en el desarrollo de su aparato productivo básico, a pesar de que internamente es acusado de volcarse a una economía extractivista. El sector primario de la economía (sin el petróleo) esto es agricultura, ganadería, silvicultura... que en 1995 representaba el 13% del PIB, hasta 2004 cae al 6%. Esa tendencia contractiva se estabiliza hasta 2012, en la misma bajísima participación del 6%.<br /> <br /> El otrora ‘país agrícola’ se vuelve importador de alimentos, a la sombra de un sector agropecuario manejado por gente vinculada al sector bananero.<br /> <br /> Pero la retrospectiva no se queda allí, cuando por el lado del sector secundario de la economía (industria manufacturera) también tiene la misma tendencia. Es decir, la actividad decrece del 14% en 1995 al 10% en 2004.<br /> <br /> Desde ese año el peso industrial en el PIB permanece estancado en un 9%. Esto se explica por:<br /> <br /> • La ausencia de una planificación de las últimas décadas y el consecuente abandono de un <br /> patrón de desarrollo que señale los sectores que debieron ser priorizados como motores en<br /> ese crecimiento.<br /> <br /> • Inestabilidad política con 10 gobiernos de diferente origen, desde 1995 (presidentes con un <br /> promedio de 1 año 8 meses en el poder).<br /> <br /> • La aplicación permanente de medidas de coyuntura, sin que respondan a un visión de <br /> mediano y largo plazo. Es decir, gobiernos de coyuntura para la coyuntura.<br /> <br /> • Desorden en las finanzas públicas que hizo olvidar el desarrollo social y económico, al <br /> anteponer la contratación pública, como práctica cotidiana e indispensable del grupo <br /> de turno.<br /> <br /> Lo que no se explica es cómo, en la expansión económica del nuevo milenio, se paralizaron dos sectores productivos tan importantes, y que en el actual gobierno no cuenten con la importancia necesaria para su mayor expansión.<br /> <br /> La euforia por el boom de la construcción -que creció del 3% en 1995 al 11% en 2011- y por el alto precio del barril del petróleo -que su peso relativo al PIB subió del 7% en 1995 al 15% en 2011- no permitieron actuar rápidamente en favor del sector primario de la economía.<br /> <br /> De ello se sustrae que la contracción del aparato productivo interno se produce en el periodo 1995-2004 y desde este último año, los sectores primario y secundario de la economía, permanecen con el mismo peso relativo en el PIB. Con ese escenario enfrentamos la crisis del euro y la posible no renovación de las preferencias arancelarias ATPDEA, hechos que coinciden con el momento del clímax del ciclo expansivo y como consecuencia, la contracción de los sectores no vinculados al precio de las materias primas o productos de exportación.<br /> <br /> En contraposición hay buenas perspectivas para hidrocarburos, minería, las exportaciones agropecuarias y la pesca; lastimosamente centradas en pocos productos tradicionales, con poco o nulo valor agregado nacional.<br /> <br /> Un año electoral, con una polarización de fuerzas y una necesidad creciente de nuevos recursos obliga al gobierno a mirar a sectores que generen valor agregado y empleo.<br /> <br /> La seguridad alimentaria, el desarrollo de políticas productivas, la diversificación de exportaciones, deben ser el leitmotiv que equilibre esa pierna corta y casi desaparecida que es la inversión privada. Cinco años en que Rafael Correa ha navegado con un solo motor: la inversión y el gasto público.<br /> <br /> <br />